Por Daphne Dionizis
No importa si están en el cumpleaños de su hijo, tomando una ducha, viendo el final de su serie favorita o confinados por una pandemia… Cuando suena el teléfono, ellos están listos para ir al rescate.
Parece de película, pero es la vida real. ¡Incluso son parte del equipo de primera respuesta de la Clínica Las Condes!Son las 03:00 am cuando suena el teléfono de un rescatista. En cosa de minutos ya está en su auto con todos los resguardos y protocolos de seguridad que se necesitan en estos días. Al llegar al lugar, otros compañeros se encuentran con él para apoyar en el rescate. Al interior de la casa, una mujer angustiada está sentada en el suelo al lado de un hombre con un paro respiratorio. Comienzan la reanimación. Luego de 40 minutos, se despiden con una sonrisa y vuelven a sus casas. Y así, una vez más, salvan la vida de otra persona de la Comunidad.
Conversamos con Roberto Gorodischer, Presidente de Hatzalah Chile, quien nos explica cómo están operando en época de COVID-19 y nos cuenta sobre sus nuevos proyectos de ayuda comunitaria.
¿Cómo ha afectado la contingencia la labor de Hatzalah?
– A medida que se empezó a conocer un poco más del virus y sus formas de contagio, comenzaron a adecuarse los protocolos de atención. Cosas sencillas como suministrar O2 ya no se hace de la misma manera, las resucitaciones son distintas. Ha sido un proceso que hemos tenido que asimilar muy rápidamente, las primeras semanas los protocolos tenían vigencia muy corta y sufrían cambios constantemente y por lo tanto, esas semanas fueron muy intensas en ese sentido. Somos muy afortunados de contar en nuestro equipo directo con dos actores fundamentales que nos han permitido estar actualizados con los protocolos locales: nuestro Director Médico, Simón Kaufman, que trabaja como médico urgenciólogo en la primera línea, y por otro lado, con nuestro ex presidente, Shmuel Schacher, que tiene una estrecha relación con Magen David Adom, lo que nos permitió estar al tanto de lo que pasaba en Israel y aprovechando esa experiencia adelantarnos a lo que se nos venía.
¿Han recibido muchos llamados relacionados con el COVID-19?
– Aprovechando esta pregunta me gustaría hacer un reconocimiento a un grupo anónimo pero que es parte integral y fundamental en la operación de Hatzalah. Nadie las ve, nadie sabe quiénes son, pero todos quedan encantados con su amabilidad y sorprendidos con su preparación. Me refiero a las despachadoras de Hatzalah, son cuatro mujeres responsables de enviarnos a los domicilios, apoyarnos para que lo hagamos en la forma más rápida que el tránsito lo permita. Simultáneamente apoyan a la familia y les dan instrucciones para ayudar al paciente mientras llegan los rescatistas. Es el momento de sacarlas del anonimato. Llevan mucho tiempo trabajando tras bambalinas: Ely Guendelman, Galia Rubinstein, Ivonne Alfandary (aunque todos la conocen como rabanit Bengio) y Taly Lehman, que también está a cargo de la cuenta Facebook Hatzalah Salva. Toda mi admiración y del equipo, por la gran labor que hacen.
Retomando tu pregunta, evidentemente hemos recibido llamadas relacionadas con el COVID-19, pero no solo son por la emergencia misma. Muchos hijos angustiados que por la distancia y separación no pueden preocuparse como antes de sus padres, nos piden que los apoyemos para convencerlos que se sigan tratando sus enfermedades.También hemos tenidos llamados muy crudos, solicitando equipos y remedios agotados en el mercado… genera una dolorosa impotencia.
Me imagino que debieron cambiar sus protocolos de seguridad ¿cómo se están protegiendo?
– Para nosotros todo paciente tiene COVID-19, por lo tanto, tomamos las máximas medidas de seguridad que los protocolos recomiendan. También estos elementos de protección personal los hemos ido actualizando, algunos que en un comienzo considerábamos exagerados, hoy son normales de uso en cada atención. Antes de marzo prácticamente para todas las atenciones nos protegíamos con uno o dos pares de guantes, eventualmente usábamos una mascarilla FFP2. Hoy son 8 los elementos de protección personal que tenemos que usar, incluyendo un overol y el “respirador media cara” que nos da el aspecto de hombres del espacio.
Los expertos dicen que la etapa más propensa de contagio se produce con el retiro de los elementos de protección personal, por eso cada rescatista tiene un rociador con solución descontaminante que sirve para formar una lluvia y desinfectar al compañero después de la atención.
Muchos tenemos miedo de salir de nuestras casas, sin embargo ustedes siguen al servicio de la Comunidad ¿Salvar una vida es prioridad antes que cuidar la de ustedes?
– La primera regla del rescatista es no exponerse al riesgo, si la escena no es segura, no puedes entrar a atender. Un rescatista accidentado, contagiado es doble problema. Por eso, nos cuidamos intentando salir lo menos posible y a ningún lugar público.
Pero si suena el teléfono por una emergencia quiere decir que hay alguien que nos necesita. En ese momento, uno debe guardar esos miedos, ponerse todos los elementos de protección personal para bajar el riesgo de la exposición e ir a ayudar al que nos necesita.
¿Qué opinan sus familias de que sigan ayudando en Hatzalah en estos tiempos de pandemia?
– Yo creo que, aunque no nos lo comunican mucho, se preocupan un poco por el riesgo al que nos exponemos. Pero lo entienden y nos dan todas las facilidades para hacerlo.