Convocado por la Comunidad Judía, B’nai B’rith y el Ministerio de Relaciones Exteriores, y la participación de la Fundación Memoria Viva y el Museo Interactivo Judío, se realizó ayer al mediodía en el Salon O’higgins del Minrel en Santiago el acto de Recordación de las Víctimas del Holocausto. La ceremonia presidida por el Canciller Teodoro Ribera, contó con la presencia de los Presidentes de las instituciones convocantes Gerardo Gorodischer y Jame Fuchs, embajadores, parlamentarios y representantes de confesiones religiosos y rabinos, y sobrevivientes de la Shoá.
Durante el desarrollo del acto, intervinieron el ministro Ribera, Gerardo Gorodischer, Presidente de la Comunidad Judía y la sobreviviente Marta Neuwrith, se encendieron velas en memoria de las víctimas.
El canciller Ribera dijo que «hoy recordamos los guetos, el trabajo forzado y los campos de concentración y de exterminio; a las más de seis millones de personas a quienes les fue cruelmente arrebatada la vida, entre ellos, a cerca de un millón de niños. Rememoramos, también, a aquellos hombres y mujeres que muchas veces, de manera anónima, estuvieron dispuestos a arriesgar su propia vida para salvar la de los demás», aseguró el Canciller Ribera. Recordó entonces a los chilenos María Edwards McClure y Samuel del Campo, «reconocidos como ‘Justos entre las naciones’, quienes con excepcional valentía y desinteresadamente salvaron tantas vidas inocentes».
Por su parte, el Presidente de la Comunidad Judía, Gerardo Gorodischer, cuyo discurso se publica in extenso en aparte, expresó entre otros conceptos: “Hoy queremos hacer una mención especial a dos hombres muy relevantes para la comunidad judía de Chile y la sociedad toda, dos hombres que hicieron suya la memoria, la resiliencia y la superación, dos hombres que sobrevivieron a los horrores del Holocausto y que este año apagaron su luz, para volver a brazos de los suyos, precisamente dos hombres que sobrevivieron al horror de Auschwitz y la guerra, los Señores David Feurestein y Eliel Alevy (ZL), ambos fue-ron testimonio vivo de la voluntad de vivir, y de la capacidad de levantarse. A ellos recordamos especialmente hoy por sobrevivir, por contar su historia, por exigirnos como pueblo decir nunca más”.
En honor a su memoria y tantos otros sobrevivientes que con el correr de los años han fallecidos, asumimos con responsabilidad el legado de recordar. Sus historias son un mensaje potente de la capacidad del hombre de caer en lo más profundo, pero también de la capacidad de levantarse frente a la tragedia y rehacer el mundo.
Tal como escribió Don Eliel Alevy, “no se puede vivir con odio, ni con resentimiento, ya que esto causa mucho disgusto con la humanidad…