Por Gaby Dascal
Todos coincidiremos en que estamos viviendo momentos históricos, de esos que veremos en libros de estudios y que contaremos a generaciones venideras en primera persona… historias fascinantes que espero sean escuchados atentamente, con el mismo entusiasmo con el que hemos sabido escuchar a nuestros abuelos.
Estamos atravesando una pandemia: el mundo se ha revolucionado en términos económicos, sociales, financieros, medioambientales y de salud. Han cambiado las prioridades y los ojos con los que miramos nuestro entorno. El mundo nos sorprende, día a día.
Y de este mismo modo, también suceden cosas maravillosas. Dos nuevos tratados de paz se suman a los firmado con Egipto (1979) y Jordania (1994) e Israel. Baréin y los Emiratos Árabes nos hacen seguir pensando que ¡la paz es posible!
Conversamos con Yigal Palmor, director de Relaciones Internacionales de la Agencia Judía, y ex portavoz de la Cancillería Israelí para entender mejor que implicará este hecho que tanto nos alegra y emociona como judíos de la golá (diáspora) pero que ha traído todo tipo de reacciones, principalmente en la sociedad israelí.
Un avance extraordinario… Israel y los Emiratos Árabes… un hecho histórico. ¿Cómo se vive esto en la población Israeí?
– La verdad es que este hecho se vive de modo variado y no consensual, según las posiciones políticas de unos y otros. Mientras casi toda la población judía acoge positivamente el hecho de normalizar las relaciones entre Israel y los EAU, la opinión árabe en Israel es más dividida, debido a la reacción colérica de la Autoridad Palestina al acuerdo. Muchos Árabes Israelíes lo ven como una oportunidad para la paz, pero varios otros consideran que este acuerdo solo sirve para marginalizar la cuestión palestina. Sin embargo, la opinión de la población judía tampoco es unánime: aunque relaciones oficiales abiertas entre Israel y un país árabe corresponden a las aspiraciones de casi todos, hay quienes se preguntan sobre la manera en la que se ha confeccionado el tratado y el precio político que se pagado. Desde la derecha denuncian la suspensión del proyecto de extender la soberanía política de Israel, es decir anexionar unas partes de Cisjordania (Judea, Samaria y el valle del Jordán). Desde la izquierda denuncian la luz verde dada por Netanyahu a EE.UU. para la venta de aviones de caza F35 a los Emiratos, en contra de la doctrina de la preservación de la superioridad militar israelí en el Medio Oriente. Que Netanyahu niegue tajantemente ambas acusaciones, tanto la de derechas como la de izquierdas, insistiendo en que solo ha concedido “la paz por la paz”, no convence a sus críticos y no contribuye a la serenidad del debate público acerca de la contrapartida a la normalización diplomática.
Se ha hablado de que este acuerdo podría presagiar el fin de la “causa palestina”…¿Crees que realmente sea así? ¿De qué modo este acuerdo podría influir en este sentido?
– De ningún modo se trata de ocultar, ignorar o hacer olvidar al tema palestino, así como lo han confirmado tanto los líderes de los Emiratos como el mismo Presidente estadounidense. Si bien el acuerdo entre Israel y los EAU no ataña a la cuestión palestina, ya que concierne únicamente los lazos entre los signatarios (y de forma indirecta el mediador norteamericano), hay que destacar que el príncipe heredero de los Emiratos, Mohamed bin Zayed, declaró que su objetivo era conseguir la anulación del plan de anexión Israelí en Cisjordania. Mientras tanto, el Presidente Trump reitera que su plan de paz (titulado “De la Paz a La Prosperidad: Une Visión para Mejorar las Vidas de los Pueblos Palestino e Israelí”) sigue siendo en vigor, y sigue reflejando su intención de lograr el “negocio del siglo”, es decir, un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos según los parámetros planteados por este documento. Para intentar salir adelante en los esfuerzos de paz hay que tomar en cuenta la nueva realidad diplomática creada por el plan de la adminis-tración Trump y el acuerdo entre Israel y los Emiratos. Pero al mismo tiempo hay que admitir que estos nuevos factores no hacen más que traducir unos procesos que venían desarro-llándose en la última década, desde la así llamada “primavera árabe”.
¿Aumenta este acuerdo las posibilidades de paz en la región? ¿Cómo ves los próximos cinco años en este aspecto?
– Creo que el acuerdo hace un aporte considerable a la causa de la paz en la región, dando un ejemplo de dialogo político y de intercambio entre sociedades civiles y entre distintos sectores económicos. Es un paso que favorece iniciativas y contactos con objetivo de solucionar conflictos de modo pacífico y racional. Puede servir para instilar más confianza mutua entre israelíes y árabes, y eso puede animarles a otros líderes a romper estereotipos y derrocar barreras, tanto psicológicas como físicas. Pero esto no será automático –el acuerdo con los Emiratos no implica que cualquier otro país le siga el paso. Hará falta desempeñar muchos más esfuerzos diplomáticos para que se repita este éxito.