Por Grace Agosin
Marcos Alvo hace un relato estilo Cortázar, que permite leer distintos capítulos y entender de igual forma la historia de su abuela, Dezi, quien sobrevivió a Auschwitz, desde donde era casi imposible salir con vida.
Al leer el libro, muchos sentirán que esta es también la historia de sus padres o abuelos, pues aborda la profundidad de un fenómeno tan incomprensible como el antisemitismo.
Originarios de Salónica, la familia de Dezi pasó desde un ghetto al peor campo de muerte nazi.
Allí, el hambre, la tortura, el frío, la muerte, los hornos… y el deseo de sobrevivir.
Dezi lo logró.
Su marido e hijos llegaron a Chile con una resiliencia única. Formó una gran familia, que le profesó todo el amor que merecía una mujer excepcional. De ahí que su nieto Marcos, le prometiera escribir su historia:
Dices que tu abuela te hizo prometerle que escribirías su historia, aunque los sobrevivientes de la Shoá no suelen contar los horrores vividos y cuando además estaba perdiendo la memoria… ¿cómo y en qué instancias lograste rescatar su historia (además del documental de Spielberg), sobre todo considerando que hay relatos extremadamente íntimos?
– Sin duda que el documental de Spielberg fue la columna vertebral que me ayudó a armar el relato de la novela, pero además tuve la ayuda de los recuerdos familiares, un diario que dejó (del que nadie tenía idea de su existencia) y un blog de su amiga Frida, con quien vivió gran parte de su experiencia en Auschwitz. Ella no contaba mucho, pero a veces nos sorprendía con anécdotas o historias que nos dejaban pasmados, por lo que no fue tan dificil extrapolar los hechos a emociones.
Los griegos eran antisemitas -decía tu abuela- le pusieron la estrella amarilla y no la dejaron salir de ciertos límites, los escupieron y aplaudieron cuando los nazis los llevaron al gueto. La pregunta se repite, pero ¿Por qué se quedaron? ¿Por qué no se fueron con Alberto, hermano de tu abuela, a Palestina? ¿Y por qué volvieron a Salónica, en donde algunos lamentaban que Hitler “no hubiera terminado su trabajo”?
– Creo que la historia es la misma de todos los que se quedaron: no lo vieron venir. Nadie se imaginó que la persecusión podía escalar hasta donde llegó. Probablemente los que se escaparaon fueron vistos como locos o paranoicos. No es fácil abandonar todo lo que tienes (y todo lo que construyeron tus padres) por una “tincada”. Los nazis hicieron un trabajo psicológico de joyería para convercerlos de que todo iba a mejorar. En la entrada a los campos pusieron “El trabajo libera”. Antes de subir a los trenes les dieron cheques que podría cobrar en Cracovia y empezar una nueva vida. En retrospectiva es fácil ver la línea antes de cruzarla, pero estando ahí era otra cosa.
Y luego yo creo que volvieron porque no tenían más a donde ir. Volvieron porque pensaban que iban a ser bienvenidas. Volvieron porque cuando te quitan todo, al menos quieres recobrar ese pedazo de tierra que creías tuyo. Volvieron porque no lo pensaron; el cuerpo se movía hacia lo que conocían.
Cosiendo encontró una forma de sobrevivir, pero ¿Por qué crees que Dezi sobrevivió física y emocionalmente al peor campo de muerte?
– Me parece que haber encontrado un propósito fue determinante para sobrevivir física y emocionalmente. En su caso ese propósito fue salvar a una amiga, haberle prometido que saldrían de ahí juntas. No hay historia que contara mi abuela sin que apareciera Frida y los esfuerzos que hacía para llevarle comida, remedios o lo que fuese necesario. Creo que salvar a Frida, la salvó. Eso, además de tener un espíritu de lucha a toda prueba y vengarse a través del amor:
Amar a su familia sería su venganza.