Cuando pensamos en nuestra vejez, no siempre imaginamos inmediatamente la posibilidad de vivir en una residencia, tal vez por desconocimiento de esta forma de vida o por alguna opinión o experiencia negativa de las mismas. Sin embargo, hoy en día es una opción real, positiva y en muchos casos, la mejor decisión de vida para las personas mayores.
Muchas residencias, y en especial CISROCO, están constantemente adaptándose a las nuevas necesidades de los adultos mayores, inquietos de seguir aprendiendo y cultivándose, así como transmitir su experiencia y sabiduría por medio de la participación en el día a día.
Ahora bien, ¿por qué elegir CISROCO? Primeramente por el trato humanizado, por el compromiso, cariño y entrega de su equipo, porque cada residente no es sólo un número, sino que tiene nombre, apellido y corazón y se enfoca en su calidad de vida y en acompañar cada proceso de sus vidas.
Porque en CISROCO se pasa bien, como dice la señora Adriana Silberstein, una de sus residentes “porque es un lugar bacán”, porque pueden cultivar sus talentos, participar de diferentes talleres y actividades y hacer mucha vida social. Es un lugar donde encontrar o reencontrar amistades.
Además, es una residencia judía abierta a la diversidad de formas de envejecer, donde se respeta la individualidad y autonomía en las decisiones. Donde la voz de cada adulto mayor cuenta. En estos días de Iamim Noraim, en los cuales reflexionamos sobre nuestras vidas, valorar y honrar a nuestros mayores debe resonar con mayor fuerza, por ello, estamos invitados a ofrecerles el cariño, cuidado y las tradiciones propias de nuestra identidad.
Más que una residencia, CISROCO es una gran familia.
Es la casa del adulto mayor, donde ellos son escuchados y atendidos de acuerdo a sus necesidades, porque cuenta además con un staff que diariamente se ocupa de atender diligentemente a las demandas y necesidades de las personas y sus familias.