Hoy más que nunca estamos conectados porque la contingencia así nos lo requeriere. Pero lo cierto, es que los medios de comunicación no son cosa de última momento…miles de ellos llevan años informándonos sobre lo que acontece a lo largo del mundo y uno de los ejemplos más claros es Radio Jai, socio de la Revista Shalom y la única radio judía del contienente.
Conversamos con su fundador y director, Micky Steuermann.
– Siempre se extraña. Hay algo de lo primario que nos acompañará toda la vida. La familia, los amigos de la niñez, los olores,las calles, la tierra, los recuerdos. Hay algo de nostalgia por un pasado siempre presente. El desarraigo es una experiencia que se instala para siempre. Como dice Facundo Cabral en esa maravillosa canción, “no soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”. En realidad, nunca me fui del todo, siempre seguí contactado. Uno es del lugar donde están sus muertos y en ese sentido en Chile tengo a mis padres, abuelos y otros. Ahora cuando estoy en Santiago disfruto, pero rápidamente se que ya no pertenezco. En realidad me siento un ciudadano del mundo y sólo en Israel me siento por muchos momentos en casa.
– Intenso, lleno de ilusiones, pasión, muchísimo trabajo y esfuerzo. Nada en la vida judía es fácil, es más, yo diría que es profundamente difícil, complejo, sacrificado y bastante ingrato. Un pueblo anormal que fagocita a su gente. Puedo escribir varios libros sobre esto. En todo caso todo siempre me remite a lo primero, la casa de mis padres, el colegio hebreo, el estadio Israelita, la tnuá, los majanot Ramá y cursos de Talmud Torá, trabajo en la Embajada de Israel. Claro que eso fue en la prehistoria, cuando la mayoría de los lectores no habían nacido. Después mi formación académica en Israel y la Argentina, mis muchos viajes de trabajo por el mundo. Mi locura por hacer comenzó a los 14 años y de ahí no paró. Claro, en los últimos años asumiendo el paso del tiempo, estoy mucho mas calmo y espero reflexivo. Ya no voy, ni quiero, por todas las batallas. Trato de elegirlas. Disfrutar más y hacer menos.
– Los medios siempre fueron formadores de opinión y una herramienta fundamental. Comprender el poder, la dinámica e intereses de los mismos y sus profesionales es una expertise que requiere años de experiencia y estar inserto en los mismos. Hoy los medios viven una transformación fenomenal, no exenta de su profunda crisis. La comunicación digital, sobre todo a partir de las redes, la multiplicidad de las plataformas y formatos, han generado la posibilidad para que cada ciudadano se transforme en “cronista”. Este proceso está en plena ebullición y no sabemos como decantará. Ha abierto una democratización de la palabra que antes era monopolizada por un exclusivo club. Como todo, es dual, y se pueden ver los aspectos positivos y los otros.
Respecto al tema de antisemitismo. Es verdad que en mi vida hice muchas cosas concretas en esa área. Hoy, y sin ser ingenuo e incluso comprendiendo las motivaciones, creo que en muchos momentos hay una suerte de histeria y falta de equilibrio e inteligencia en el análisis. Hay una falsa pretensión judía de querer eliminar el odio y la irracionalidad en la condición humana. Querer que todos nos quieran y reconozcan nuestros aportes y virtudes. Sería bueno salir de esa sensación de que tenemos el monopolio del dolor y odio humano. Conozco afondo nuestros padecimientos históricos pero hay muchos pueblos y grupos que sufrieron y sufren odio. No creo que ser negro, gitano, aborigen, armenio o incluso musulmán, en ciertos lugares sea mucho más fácil. Hoy pienso que la mejor lucha es estar atento a toda expresión de odio. Los judíos debemos aprovechar nuestra sensibilidad para alertar y actuar contra cualquier manifestación xenófoba que obviamente incluye el antisemitismo. Da para varias conferencias. En todo caso que el antisemitismo nos constituya identitariamente es tristísimo. Me parece muchos ponen el énfasis en este aspecto porque desconocen y no viven con tranquilidad la riqueza de nuestra rica civilización cultural y espiritual. Algo más: Israel no nació para que a los judíos nos quieran más, sino que para cuando no nos quieran, no nos importe tanto. Vivimos sin duda en el mejor momento de la historia judía en 2000 años.