Por Daphne Dionizis
En esta época de comunicación online, los estudiantes se enfrentaron en el desafío de mantener una sana convivencia a través de las pantallas. ¿Lo habrán logrado?
Pensar que las relaciones interpersonales entre estudiantes en pandemia se acabaron, es un gran error. Por el contrario, en algunos casos la distancia fortaleció la amistad y compañerismo, y en otros, la pesadilla de las ofensas continuó de manera más intensa a través de plataformas tecnológicas y Redes Sociales.
El mundo online
Daniel Halpern, PhD en Comunicaciones de Rutgers University, Estados Unidos, y experto en Redes Sociales, nos explica que la edad en que empiezan a comenzar estas situaciones es en 5to básico, ya que los niños tienen menos capacidad de autorregulación y control, no ven cuáles son las consecuencias de sus acciones, y a esta edad muchos papás les empiezan a dar teléfonos a sus hijos, sin revisar lo que ellos hacen.
Generalmente ¿de qué manera se manifiesta? ¿Es silencioso?
– En estricto rigor, no es silencioso, lo que sucede es que ocupa otro lenguaje. Al no manifestarse de forma offline, no implica que sea silencioso, todo lo contrario. Y no porque no se utilice un lenguaje verbal offline, no son palabras, al contrario, hieren mucho más.
A una persona que, por ejemplo, la molestaron por redes sociales eso va a quedar ahí. Lo mismo sucede con la exclusión social, por ejemplo, a alguien que no lo dejaron entrar a un grupo de whatsapp o de cualquier otra red social, la persona está excluida y es para siempre, a diferencia de las relaciones offline, que, si a uno lo molestaron cuando chico, después se olvida, en cambio en lo online queda para siempre.
Dado que hoy, los niños pertenecen a una generación de nativos digitales ¿Podríamos decir que el ciberbullying es más peligroso que el bullying?
– Los estudios indican que el ciberbullying es más peligroso por tres razones. La primera por lo que mencioné anteriormente con respecto a que las palabras quedan para siempre. Por otra parte, en el bullying tradicional la audiencia es limitada, se limita a cuántas personas entran en ese espacio físico donde se está generando la agresión en ese determinado momento.
En cambio, en el ciberbullying la audiencia es ilimitada, pueden verlo infinitas personas, ya que no hay tiempo ni espacio. Por lo tanto, el daño de quién me ve cuando me humillan, es mucho más grande.
En tercer lugar, el bullying tradicional respeta tiempo y espacio, por ejemplo, a mí me molestaban cuando yo era chico e iba al colegio. Ese bullying ocurría de 08:00 a 17:00 hrs mientras duraba el colegio, pero cuando yo llegaba a mi casa, yo podía estar tranquilo. Con el ciberbullying eso no existe, y pueden ser las 23:00 pm o 02:00 am y sigue.
Hay dos elementos esenciales para que la persona se sienta segura: tener su espacio y su tiempo. Y en el ciberbullying ambos se vulneran.
¿Existen características que se repiten en los diferentes ataques de ciberbullying?
– Una de las características que más se repite es el hecho de que son anónimos. Muchas veces en el mundo online yo me disasocio de mi personalidad porque básicamente soy capaz de, a través de una pantalla, no ver a la otra persona y sentir que el otro tampoco me está viendo a mí. Entonces me deshinibo y soy capaz de hacer más cosas, y muchas de estas son negativas porque me atrevo a hacer más. Lo complejo de esto es que los niños y jóvenes se atreven a molestar más, a juntarse con otros y sienten que no les va a pasar nada, porque creen que no hay nadie regulándolos de manera online.
¿Cuál es el perfil común de un agresor?
Hay varios perfiles de agresores, pero en general son personas con baja autoestima que fueron víctimas de algún tipo de maltrato y ellos normalizaron esa forma para relacionarse con los demás.
– Es muy común, casi en 2/3 de las situaciones, que los agresores sufrieron algún tipo de maltrato, recibieron tecnología como un teléfono a edades tempranas y que hay poca fiscalización de los padres o la persona que esté a cargo de ellos en el hogar.
Nuestra realidad comunitaria
Conversamos sobre este desafío actual con Sergio Herskovits, Director de Instituto Hebreo, y R. Igal Meirovich, Director de Maimonides School.
Ahora que el colegio es no presencial y los niños pasan más horas frente a un computador ¿aumentaron los casos de ciberbullying?
Sergio: En todo esto hubo un periodo de adaptación. Probablemente al principio frente a la falta de normas claras sobre cómo aprender y enseñar a través de las redes, se prestó a que haya poco, pero hubo de abusos o maltrato, no lo llamaría bullying. Como las clases están tan estructuradas y ordenadas, hay poco espacio para que eso ocurra. En general el bullying se da en los momentos donde no hay supervisión de adultos, por eso donde sí existieron malos tratos o problemas de relación, es cuando los chicos están jugando sin los adultos por ejemplo a la play y están conectados entre ellos y se hablan, ahí hubo situaciones feas, tampoco te diría bullying, puntuales a las que hubo que abordar.
- Igal: En nuestro caso particular, dado que los niños sobretodo de edades más pequeñas no tenían acceso a plataformas de chats y comunicación virtual, han aparecido por primera vez algunos casos de ofensas. Los niños al no saber utilizar bien estas plataformas y al no entender el contexto comunicacional del mundo online, se expresan de maneras que podrían ser consideradas ofensivas, sin necesariamente entender que están siendo despectivos u ofensivos, lo mismo con la lectura de los mensajes. Muchas veces no existe una mal intención necesaria-mente detrás de la agresión, sino que una falta de captación del contexto y de sensibilidad a cómo lo que digo o hago puede afectar al otro. Sabemos que esto es un desafío propio de la comunicación online, pero dado que nuestros niños no habían tenido acceso a esto anteriormente y por lo tanto carecían de este contexto de aprendizaje, fue particularmente desafiante en un principio abordar esta nueva forma de relacionarse.
¿Cuentan con programas que promuevan la convivencia positiva?
Sergio: El Instituto Hebreo ha crecido no solo en lo académico y judaico, sino también en lo valórico. Me acuerdo que hace 10 años había muy mal trato en amplios sectores del colegio, no solamente entre niños, sino que también apoderados, profesores, y yo te diría que hoy en día hay un clima de sana convivencia en donde la cultura del colegio cambió.
Para mí es muy importante el hecho de que somos una comunidad valórica, que tenemos que crecer todavía y en eso estamos. Yo te diría que en los próximos años vamos a ir viendo y ojalá podamos comunicarlo también, cómo nuestra comunidad se va transformando en una comunidad de virtud. Hoy somos una muy buena comunidad, nuestro trabajo es para que seamos una comunidad de midot, es decir, de virtudes. Como diría Maimónides, encontrar el equilibrio, el justo medio y que el egresado del colegio no solamente sea muy bueno valóricamente, sino que sea intachable e íntegro, y eso va a hacer de nuestro colegio, no solamente un colegio académicamente destacado, sino que hoy somos un colegio valóricamente des-tacado, pero vamos a hacer honor al principio de nuestra Torá que dice “kedoshim tihiyu”. Hacía allí estamos yendo.
- Igal: Tenemos una instancia que se llama Fraternity Week, que es una semana al año en donde fortalecemos los valores Maimónides de convivencia que son la empatía, respeto y comunidad. En segundo lugar, tenemos un programa que se llama Mygroup MYself, en el cual en los consejos de curso de Elementary y High School, se van trabajando dinámicas de convivencia y, en tercer lugar, producto de este salto al mundo online desarrollamos un programa formativo de comunicación y convivencia online, que está especialmente dedicado a abordar los desafíos propios del mundo virtual que comenzaremos a utilizar este segundo semestre.