“La reconstrucción apenas está comenzando: hemos orientado recursos hacia la ayuda directa y urgente en Israel”
Un recorrido por los desafíos, aprendizajes y esperanzas que marcaron este año para Keren Hayesod Chile, en la voz de su sheliaj, Roberto Avram. Una mirada cercana al trabajo de reconstrucción en Israel y al compromiso sostenido de nuestra comunidad.
¿Cómo resumirías este año para Keren Hayesod Chile?
No puedo sintetizar este último año sin aludir en realidad a más de 780 días de guerra, de altibajos, de dificultades y de momentos de desesperanza… pero también de fe, solidaridad y unión. Hemos vivido días de movilización constante. La reconstrucción apenas está comenzando: hemos orientado recursos hacia la ayuda directa y urgente en Israel —rehabilitación, apoyo psicosocial, absorción de nuevos olim, redes de resiliencia comunitaria— y, al mismo tiempo, hemos fortalecido la unidad y la educación en la Diáspora.
La sensación es doble: orgullo por la solidaridad de Chile y, al mismo tiempo, prudencia frente a lo que viene.
Somos conscientes de que las necesidades de reconstrucción son enormes, de largo aliento —esto no terminará en 2025— y que nos llevará varios años lograr una sociedad israelí fuerte de nuevo.
¿Cuáles fueron los principales logros o hitos de 2025?
Aceleramos los apoyos para rehabilitación y bienestar de poblaciones afectadas en el sur y en el norte de Israel, en coordinación con los gobiernos regionales que se movilizaron para asegurar las necesidades de los afectados. El rol de Keren Hayesod como organización filantrópica fue el de “complementar, reforzar y cerrar brechas” junto al Estado, sin reemplazarlo.
Mantenemos el foco en el liderazgo, en el trabajo organizado y, sobre todo, en la transparencia. Como shlijim nos reorganizamos para mostrar siempre a dónde llega el dinero y para demostrar el impacto generado —algo que distingue a nuestra red en comparación con muchas otras organizaciones de recaudación surgidas en la guerra. En Jerusalén, el consejo de gobierno de Keren Hayesod, bajo la conducción de los presidentes de campaña, tomó decisiones de reforzar la respuesta de emergencia y ahora estamos entrando en la fase de recuperación, con un llamado claro a no bajar los brazos. No hay lugar para el “cansancio de donante”.
En Chile, consolidamos campañas y alianzas con instituciones educativas y comunitarias, conectamos a nuevos donantes con proyectos de alto impacto en Israel (por ejemplo, el proyecto Shavim, que apoya a reservistas para volver a su vida cotidiana, tratando de mitigar —y en el mejor de los casos evitar— las secuelas del post-trauma), manteniéndonos alineados con las prioridades de reconstrucción.
¿Qué desafíos enfrentamos este año como organización?
No son retos del “próximo año”: son tres frentes que se mantendrán vigentes al menos durante la próxima década.
Reconstrucción prolongada en Israel.
Las estimaciones internacionales sitúan las necesidades en decenas de miles de millones de dólares y en varios años de trabajo. A la sociedad israelí le será difícil recuperar una fuerza de trabajo sostenible en todas las áreas: desde los reservistas que deben reincorporarse hasta las madres y esposas que deben seguir adelante mientras cuidan a sus parejas afectadas.
Entorno geopolítico tenso.
El frente norte sigue en una frágil estabilidad; la disuasión frente a Irán y sus apoderados exige resiliencia civil sostenida. Con Gaza se logró un cese al fuego, pero no una paz estable; todavía hay muchas incógnitas respecto al futuro de esa región.
Antisemitismo en alza.
El 2024 registró cifras récord en EE. UU. y fuertes repuntes en Europa. Esto impacta la seguridad comunitaria, el clima en las universidades y la narrativa pública, y nos obliga a invertir más en la seguridad de nuestras comunidades y a reforzar la educación judeo-sionista en la Diáspora.
¿Qué aprendizajes destacarías de este período?
Coordinación.
Cuando las instituciones comunitarias y los donantes alinean sus prioridades con Israel, el impacto crece y se evita la duplicidad. Mientras las contribuciones se canalicen de modo centralizado mediante instituciones transparentes como Keren Hayesod, se logra visibilizar claramente el impacto.
Transparencia y seguimiento.
Nuestros donantes valoran saber hacia dónde va su dinero. Es fundamental demostrar que la contribución llega al destino, y que hacemos todo lo posible por minimizar los costos operativos.
Resiliencia de largo plazo.
La sociedad israelí mantiene una gran confianza en sus fuerzas de defensa, pero sobre todo: somos un pueblo fuerte, unido, solidario y resiliente. Nos han atacado en todas las etapas de la historia, han intentado exterminarnos por milenios, pero siempre hemos sabido apoyarnos mutuamente y salir adelante.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a los contribuyentes y amigos que nos apoyan?
Gracias —porque su apoyo llegó cuando más se necesitaba— y quédense cerca.
Mi gratitud como israelí es infinita, y no es solo mía: es la que he escuchado y sentido de todos los israelíes con los que he hablado. Su apoyo realmente marca la diferencia.
Pero sepan que la emergencia está mutando: ahora entramos en la fase de reconstrucción y reintegración económica y social. El camino es largo; su constancia hará la diferencia en salud mental, reinserción laboral y social de reservistas, absorción de miles de olim, y educación de decenas de miles de familias israelíes.
¿Hay alguna historia o momento que refleje especialmente la fuerza de la solidaridad de nuestra comunidad?
Sí —muchísimas historias. He sido testigo de la fuerza de la unidad de la comunidad: la cantidad de llamadas y mensajes que recibí los primeros días después del 7 de octubre aún me estremecen y me emocionan. Las personas que decidieron viajar a Israel a pesar de la guerra, la calidez con la que recibieron a Mia y Keren Schem en el evento anual… Todo ese orgullo judío, ese sentido de pertenencia, debemos seguir cultivándolo y debemos mostrarle al mundo la luz de nuestro pueblo.
¿Cómo imaginas el rol de Keren Hayesod en el contexto actual de Israel y el mundo judío en 2026?
El rol de Keren Hayesod hoy es más relevante que nunca. Seremos el puente entre Israel y la Diáspora: asegurando que la solidaridad global se transforme en reconstrucción tangible y en cohesión nacional.
Debemos estar preparados para escenarios cambiantes en 2026, manteniendo flexibilidad operativa, pero enfocándonos siempre en las personas. Al fin y al cabo, somos esa mano tendida de los judíos del mundo hacia Israel, permitiéndoles a ustedes —los contribuyentes— ser protagonistas del cambio. Esa es la razón por la que la gente contribuye a Keren Hayesod: porque sabe que, a través de nosotros, puede generar un impacto real y profundo.
Para cerrar, ¿qué mensaje te gustaría dejarle a la comunidad en este fin de año?
Primero, si aún no has contribuido este año, ahora es el momento de hacerlo. Y sigamos juntos y con los ojos bien abiertos. Israel ha entrado en una etapa de recuperación compleja; nadie puede prometer soluciones rápidas, pero sí podemos prometer resultados concretos, siempre que perseveremos: rehabilitación, salud, trabajo, futuro para la sociedad israelí. Nuestra misión es sostener a Israel y fortalecer a las comunidades judías donde vivamos. No tenemos que preocuparnos —tenemos que ocuparnos. Así que muchísimas gracias por transformar la preocupación en acción —y por mantenerse a nuestro lado durante este año. Espero que sigamos adelante juntos los próximos años reconstruyendo los cimientos que fundaron a Israel.




