B’nai B’rith Chile: 90 años mirando hacia adelante
A meses de cumplir nueve décadas de vida en Chile, B’nai B’rith está viviendo un momento clave: mirar su historia con orgullo, pero también atreverse a soñar en grande. En un mundo que cambia a toda velocidad, hiperconectado, diverso y lleno de nuevas maneras de encontrarse, la institución decidió dar un paso valiente:
renovarse para acercarse a un público joven, curioso y lleno de energía.
La comunidad judía en Chile ha cambiado, se ha vuelto más amplia, multicultural y dinámica. Y si la comunidad cambia, las instituciones también deben hacerlo. Por eso, B’nai B’rith está creando nuevos puentes con aquellos que hoy buscan espacios de encuentro con propósito, conversaciones con sentido y una pertenencia que se viva de forma auténtica.
Una invitación a volver a encontrarnos
Con este espíritu nació una nueva iniciativa de networking dirigida a personas entre 35 y 50 años—ese grupo inquieto, profesional, creativo y mil veces demandante, que rara vez se conecta con proyectos que no le hagan sentido.
Para construir una propuesta real, relevante y fresca, B’nai B’rith trabajó de la mano con Keren Hayesod y Ampliando Círculos, una alianza que busca justamente eso: generar experiencias donde las personas se conecten de verdad.
El formato es simple pero poderoso: encuentros pequeños, íntimos, con un máximo de 30 participantes, donde se fomenta la cercanía, la apertura y la conversación genuina. Nada de monólogos eternos ni eventos impersonales; aquí importa lo que cada persona trae y lo que todos pueden construir juntos.
Primer encuentro: propósito, risas y una energía que contagia
El primer encuentro se llenó en pocos días. Y no solo se llenó: vibró. Hubo miradas cómplices, risas espontáneas y ese ambiente especial que aparece cuando un grupo diverso se siente cómodo desde el minuto uno.
El tema que abrió esta nueva etapa fue “Construyendo con consciencia: Liderazgo responsable para la vida y los negocios”, liderado por Alexis Camhi, quien contó sin filtro cómo pasó de sufrir estudiando Ingeniería —porque le faltaba propósito— a convertirse en charlista internacional, escritor y mentor de líderes con sentido. La conversación fue tan profunda como entretenida, y lo mejor ocurrió después: la gente simplemente no se quería ir. Se quedaron conversando con Alexis y entre ellos como si se conocieran de toda la vida.
Entre los asistentes había de todo: quienes nunca habían pisado B’nai B’rith, ex becados del Programa Pro Becas que volvieron con orgullo, e hijos e hijas de Hermanos de B’nai B’rith que por primera vez se asomaban a la institución desde un rol propio.
El efecto dominó: un happy hour que dio que hablar
La energía fue tal que, sin pensarlo mucho, parte del comité ejecutivo organizó un happy hour para seguir fortaleciendo la red. Asistieron quienes habían ido al primer encuentro y varios que no alcanzaron cupo. Y según los rumores —muy confiables, por cierto— hubo de todo: carcajadas, conversaciones profundas, confesiones memorables y una dinámica que hizo que más de uno saliera con nuevos amigos.
Segundo encuentro: menos control, más conexión
El impulso no se detuvo. Rápidamente llegó el segundo encuentro de Ampliando Círculos, esta vez con una invitada de lujo: Gabriela Clivio, economista, magíster en Economía y Finanzas, destacada recientemente dentro de las 100 Mujeres Líderes, y la única persona en Chile con la certificación Accredited in Business Valuation. Una mujer brillante y valiente que decidió salirse de su zona de confort y no hablar de Economía, sino del tema que hoy más la inspira:
“El arte de influir sin mandar: menos control y más conexión”.
Su charla fue directa, honesta, inspiradora. Invitó a mirar las relaciones desde otro lugar y a liderar con propósito más que con poder. Otra vez, las conexiones surgieron de forma natural, las conversaciones fluyeron y se fortalecieron redes que hoy están impulsando nuevas ideas y proyectos.
Una nueva generación que sí está “ahí”
Estos encuentros han sido mucho más que actividades puntuales. Han abierto un nuevo capítulo. Han demostrado que esos supuestos “jóvenes entre 30 y 50 que no están ni ahí” en realidad sí quieren estar, sí quieren participar y sí quieren construir futuro… pero buscan hacerlo desde su autenticidad, desde lo que les mueve y les hace sentido.
Quieren aportar, pertenecer, innovar y ser parte de un B’nai B’rith que mira hacia adelante con propósito, creatividad y una frescura que hace bien.
Porque cuando una institución que está por cumplir 90 años se atreve a escuchar, a renovarse y a abrir sus puertas de forma genuina, ocurre algo maravilloso: la comunidad vuelve a encontrarse.





