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Yom Hazikaron: El recuerdo de un silencio que nos abraza a todos

Cada año, Yom Hazikaron nos convoca a detener el tiempo. A encender una vela, guardar silencio y recordar. Pero este año, el recuerdo se siente distinto. El 7 de octubre dejó una herida abierta en el corazón de todo Am Israel, y el homenaje a todos los jayalim caídos cobra una fuerza aún más profunda, más urgente, más viva.

En esta fecha, donde nos detenemos para honrar a quienes dieron su vida por la seguridad de Israel, conversamos con tres soldados que han vivido la guerra de cerca. A través de sus voces, este reportaje busca rendir un pequeño homenaje a quienes ya no están y también a los que siguen de pie defendiendo nuestro lugar.

Porque Yom Hazikaron no es solo un día para llorar. Es un día para honrar. 

Y también para unirnos como comunidad, en un tributo que trasciende lo individual y nos recuerda que somos parte de una sola historia.   

¡Am Israel Jai!

Por Daphne Dionizis. 

“Para nosotros es Yom Hazikaron todo el año”

Así lo siente Adi Bunzel, joven israelí de tan solo 19 años, quien es Mashakit Tash, quien cuida las condiciones de servicio en el ejército. Encargada de ayudar en todo tipo de situaciones a los soldados, cuidar sus derechos, y asegurarse de que puedan sacar lo mejor de sí, para poder terminar su entrenamiento sin pensar en problemas en sus casas. 

Adi nos cuenta sobre la tragedia que vivió su hermano Amit, quien falleció en la guerra Espadas de Hierro en el barrio Sagayia en Gaza el 6.12.23. 

“La noticia la recibí cuando estaba sola en casa. Los informantes del Ejército vinieron a nuestra casa, tocaron el intercomunicador y entendí lo que me iban a contar. Cuando abrí la puerta me preguntaron: ¿Adi?- Amit murió”, recuerda. 

Agrega que “Cuando me informaron de su caída, durante una hora y media manejé la situación, en cómo se lo iba a contar a cada uno de mis familiares. Mi madre, Noa estaba en el trabajo. Mi padre estaba en el Monte Herzl, en el funeral de Jonathan Malka, otro soldado que cayó en Gaza. Mi padre no sabía que 24 horas después, enterraría a Amit en una tumba al lado – junto a Jonathan. Mi padre, durante el funeral de Jonathan, miró al cielo y le dijo a Dios: «Dios, no me pongas a prueba. Soy el pequeño Itzik. Tengo dos hijos allí en Gaza (Amit y Nadav). Mi padre no sabía que, en ese momento, Amit ya no estaba.

Mi hermano mayor, Nadav, que hoy tiene 26 años, es un estudiante de ciencias de alta tecnología. Nadav estaba en Gaza, (como todos los jóvenes que llamaron en el 7/10) en el momento de la noticia. Los informantes no sabían esto y por supuesto les avisé inmediatamente para que pudieran traer a Nadav lo más rápido posible. Y después de 10 horas lograron sacar a Nadav de Gaza.

Durante los preparativos del funeral, descubrimos que Amit llamó a mi padre antes de entrar a Gaza y le dijo: «Papá, no te enojes. Firmé la tarjeta de Eddie (tarjeta de donaciones de órganos) Si me pasa algo, salvarás la vida de otros soldados»”, recuerda Adi. 

¿Qué significa para ti servir en el ejército de Israel?

Para mí, el significado del servicio en el ejército israelí es una parte integral de mi vida. 

Veo cómo la gente dedicó sus vidas para que yo pudiera vivir, y ahora es mi turno. 

Considero un enorme privilegio tener la capacidad de contribuir al país de la manera más significativa para mí

En un emotivo acto recibiste la boina de tu hermano ¿Qué significaba el ejército para tu hermano y cómo sientes que su legado vive en ti hoy?

Cuando Amit cayó, yo no era aún un soldado. Todavía no entendía el sistema militar y no veía las mismas cosas que veo ahora. Desde el momento en que Amit falleció, comencé a comprender lo que significaba ser un soldado en las Fuerzas de Defensa de Israel y cómo Dios se llevó a los mejores.

Cuando Amit salió de casa, mi madre le preguntó. Amit, ¿por qué haces todo esto? Y él le respondió: Si no soy yo, ¿entonces quién?… Creo que esta frase es mi visión para el ejército y continuaré con Amit en su camino con acciones.

Si no soy yo, entonces, ¿quién? Sí, eso significa hacer cosas con las que no me siento cómoda, porque es el ejército y lo más fácil es sentarse y no hacer nada. Siempre pienso en cómo actuaría él, incluso en cosas que me resultan incómodas, y trato de actuar como él. Mirar siempre a la otra persona ¡decir siempre que sí! aunque no siempre sea conveniente, hablar las cosas con justicia – לדון לכף זכות. Hablar a la altura de los ojos con todos.

¿Cómo ha cambiado para ti el significado de Yom Hazikaron desde que comenzó esta guerra?

Antes de la guerra, siempre existía este debate entre los jóvenes.

¿Qué te conmueve más: Yom Hazikaron o Yom HaShoá?

Siempre dije que Yom HaShoá me conmovió más porque mi abuelo es un sobreviviente del Holocausto y Yom Hazikaron, nunca me conmovió. No conocía a ningún soldado caído, y eso estaba muy lejos de mí.

El año pasado, en el primer Yom Hazikaron después de la guerra, de repente cuando llegó Yom HaShoá, sentí que ese día no me concernía y me di cuenta de lo que había pasado y de cómo todo cambia en un segundo. La transición entre Yom Hazikaron y Yom Ha’Atzmaut después de la guerra es mucho más notoria.

Recuerdo cómo el año pasado después de que terminó Yom Hazikaron empacamos la casa y la gente fue a festejar, y no los juzgo, yo también era así hasta hace poco.

Pero de repente, al día siguiente, todos tus amigos deciden hacer algo típico como un asado, y uno todavía está sentado en casa viviendo Yom Hazikaron. Y de repente descubrí, que para las familias en duelo, Yom Ha’Atzmaut es más difícil que Yom Hazikaron, porque todos continúan con sus vidas. Pero para nosotros sigue siendo Yom Hazikaron todo el año.

Este Yom Hazikaron es diferente a los anteriores, en medio de una guerra que aún no termina. ¿Cómo se siente conmemorar desde dentro del ejército?

Este año, cuando me encuentre ante la tumba de Amit, durante la sirena, llevaré su boina en la cabeza por primera vez en el Monte Herzl, en el Monte de los Héroes.

Y sentiré como si estuviera aquí continuando su camino. Cerraré los ojos e imaginaré que me está hablando y diciéndo que está orgulloso de mí.

Y espero que sepa cuánto lo extraño y cuántas risas probablemente tendríamos ahora que tenemos muchas más áreas de nuestras vidas juntos.

Qué mensaje te gustaría enviarle a la Comunidad Judía de Chile en este día tan fuerte y especial en mitad de la guerra… 

Me gustaría transmitir un mensaje de Amit,

Cuando Amit cayó, descubrimos cuadernos que había escrito durante los combates. En uno de ellos encontré una página donde escribió sobre su propio sacrificio personal en medio de la lucha: Introspección – ¿Qué tipo de persona te gustaría ser?

Sonriendo todo el tiempo, juzgando para bien a cada uno. El primero en ofrecerse como voluntario, feliz de dar y dispuesto a dar sin concesiones. Esta es solo una pequeña parte de la página que escribió. Creo que ese es mi mensaje y el de Amit.

Que cada uno de nosotros nos miremos a nosotros mismos y veamos qué tipo de persona queremos ser y cómo podemos ser lo mejor para nosotros mismos y para quienes nos rodean.

“Un orgullo enorme”

Esta es la experiencia de G.G, un joven paracaidista chileno, el cual su identidad mantiene en reserva.

G.G cuéntanos de ti…  

Me llamo GG, tengo 21 años, nací en Santiago, Chile. Toda mi vida estudié en Maimonides School. Una vez que terminé el colegio decidí venir a Israel a un programa de medio año en el cual conocí a mucha gente, trabajé, etc. Durante el programa, tuve la capacidad de entender qué era lo que realmente quería hacer con mi futuro y en el año 2022 decidí hacer Alia. Una vez que hice Alia decidí hacer un programa en el cual preparan para el ejército, tanto físicamente como psicológicamente con desafíos y metas que cumplir todas las semanas.

¿Cuándo supiste que querías ser soldado?

Desde que estaba en Chile ya pensaba en hacer el ejército. En el colegio tenía una clase en la cual estudiábamos sobre la historia judía y siempre me gustó mucho todo lo relacionado con las guerras de Israel. Una vez que llegué para el primer programa, ya tenía la idea de hacer el ejército. En este programa tuve la oportunidad de hablar con muchos israelíes al respecto, en el cual tuve todo tipo de respuesta. Tras muchas conversaciones y horas pensando, decidí tomar la decisión de unirme.

¿Cómo describirías la sensación de portar el uniforme y saber que estás defendiendo a tu país?

Es un orgullo muy grande portar el uniforme del ejército. Si hay que estar agradecidos, es que el pueblo judio esté en la tierra de Israel. Hay que tener claro que antes del año 1948 los judios no tenían un lugar donde ir, mis bisabuelos se escaparon de Europa y no tenían lugar dónde ir. Saber que existe el país de Israel,  es algo que no se puede dar por seguro. Y el tener la oportunidad de proteger esta tierra era una opción que no podía rechazar.  

¿Qué es lo que más te motiva a seguir adelante cada día, incluso en los momentos más duros?

El antisemitismo es algo que se ha incrementado a lo largo de los años. Creo que es importante entender que el mundo no nos quiere. 

Tener la oportunidad de tener una tierra en la cual mis antepasados no pudieron vivir, es lo que me motiva todos los días. 

Ser afortunado de tener esta tierra, es lo que me motiva cada día que me despierto. Tener la opción de asegurarme que no vuelva a suceder que el pueblo judío no tenga lugar para vivir, es lo que me motiva a continuar dia a dia en lo que hago.

¿Hay alguna imagen o momento de tu servicio que se te quede grabada cada noche antes de dormir?

Puedo decir que los momentos más difíciles de mi vida los he vivido en el ejército. Pero el momento más difícil fue el 7 de octubre. 

Si tuvieras que describir con una sola palabra lo que realmente significa ser soldado en Israel, ¿cuál sería y por qué?

Me parece que no hay una palabra para describir lo que es ser soldado, porque un soldado es mucho más que una sola palabra. Lo que sí puedo decir es que un soldado está dispuesto a sacrificar todo con tal de que las personas puedan vivir en paz.

¿Cómo se equilibra el dolor por la pérdida de compañeros con la necesidad de seguir adelante en la guerra?

El dolor de perder es algo que no se puede explicar. Pero como todo en la vida hay que entender el significado de las acciones que uno comete. Es súper importante pensar qué es lo que tu amigo hubiera querido que hagas. Estoy seguro que él hubiera querido que sigas adelante. No estoy diciendo que es algo fácil, al contrario, pero es algo necesario, si no, uno se queda en el mismo lugar que ya estaba.

Si pudieras compartir un mensaje con el pueblo de Israel en este Yom Hazikaron, ¿qué les dirías desde tu posición como soldado ?

Les diría que nunca olviden sus orígenes, que entiendan en el momento que vivimos, en el cual somos afortunados de tener este país en el cual generaciones pasadas nunca soñaron que existiría. Que personas sacrificaron sus vidas, y trabajan día y noche para proteger esta tierra. ¡Este país siempre va a ser el mejor lugar para los judios!

“El ejército cambia la vida para bien”

Así lo vivió Martin Vaizer, chileno de 22 años, quien cumplió su sueño de servir en la Unidad de Búsqueda y Rescate, para luego desenvolverse hasta la actualidad como mecánico del ejército. 

Martín, ¿Qué te motivó a alistarte?

En tercero medio participé del Viaje de Estudios del Instituto Hebreo a Israel y honestamente ahí me enamoré directamente de este país. Yo sabía que tenía que venir a vivir acá. Cuando hice Aliá, llegué directo a alistarme, hice un ulpán chico de tres meses y entré directo al ejército. Primero comencé en una base en el norte en donde se aprende hebreo durante tres meses, y después me alisté en la Unidad de Búsqueda y Rescate en la cual yo siempre quise unirme. Antes de eso yo quería ser mecánico de aviones, pero mi opinión cambió. 

¿Qué es lo más duro de estar en servicio mientras la vida sigue avanzando para los demás?

Al final la vida sigue avanzando para los demás, pero cuando está en servicio uno siente a veces que la vida está en pausa. A veces pienso que me gustaría estar estudiando o trabajando, o me gustaría estar haciendo esto y lo otro, pero uno tiene que estar en servicio que es a lo que uno vino.

¿Sientes que el ejército te ha cambiado? ¿En qué aspectos?

Sí, definitivamente. Si no hubiera hecho el ejército, no sería ni la mitad de lo disciplinado que soy hoy en día. 

Me ha dado coraje para enfrentar el resto de mi vida de una manera que es inexplicable; 

la cantidad de situaciones en las que me pusieron, las cuales yo jamás pensé que podría haber estado, y cómo salí de estas bien y fuerte, y sin ningún problema, me dieron a entender que si uno va con la frente delante y con buen momento, la vida se puede se puede pasar de manera fácil.

¿Cómo ha cambiado tu visión de Israel desde que te convertiste en soldado?

Es una excelente pregunta porque al final cuando uno lo ve desde afuera, se ve como algo súper grande, súper fuerte y al entrar acá, me di cuenta que es un ejército que está compuesto por jóvenes de 18 que no tienen mucha experiencia, están recién saliendo del colegio. Los entrenan y se ponen a cuidar el país.  

Obviamente hay gente más grande dirigiendo todo desde arriba, pero claro ha cambiado mucho mi visión. He visto que al final es gente la que maneja el ejército, gente que hace errores, que tiene cosas buenas y cosas malas, y al final es como cualquier otro lugar de trabajo casi, diría yo.  

¿Cómo manejas la incertidumbre de no saber qué puede pasar en cualquier momento?

Uno se acostumbra a saber que en cualquier momento uno puede estar en el búnker o seguir haciendo su vida normal. Al final pase lo que pase, es impresionante Yo me acuerdo cuando atacaron acá los iraníes que mandaron misiles, yo justo estaba en mi casa. En ese momento pensé bueno, vamos a ver si los israelíes salen al día siguiente a trabajar, porque es un ataque de Irán. Es un país entero con una capacidad militar impresionante que nos está atacando. Pensé que iba a cambiar la cosa. Al día siguiente recuerdo despertarme y salir de mi casa, y todo el mundo como si nada. Me pareció realmente impresionante.

 

En este Yom Hazikaron, ¿Qué significa para ti, siendo jayal, hacer una pausa en medio del conflicto para recordar a los caídos?

Para mí es un tema extremadamente sensible, ya que yo estuve el 7 de octubre en el kibutz Nir Itzjak. Yo conocí a gente que lamentablemente falleció porque fueron asesinados a sangre fría ese día, a personas que siguen secuestradas, conozco a gente que fue secuestrada y asesinada, y a personas que fueron secuestrados y que gracias a Dios fueron liberados. 

La verdad yo trato de evitar el tema, de no pensar. Cuando veo carteles en la calle con caras conocidas que yo veía en mi día a día, simplemente los ignoro y ya para mí es rutinario ignorarlos, porque es un tema que yo no puedo estar todos los días tan triste. Yo sí a veces me tengo que dar un día para sentarme y llorar, porque siento que es la única manera de sacarlo y eso es duro. Es duro para mí. 

¿Qué le dirías a alguien que hoy está en la misma posición en la que tú estabas antes de enlistarte, dudando si hacerlo o no?

Entiendo a veces da miedo porque es algo muy nuevo y es algo que nosotros como chilenos estamos extremadamente desacostumbrados y para mí fue un shock, me llegaban cachetazos emocionales día a día de no entender la cultura, a las personas, pero esos cachetazos al final a uno le forman el pensamiento. Uno va entendiendo la cultura israelí a base de esos cachetazos morales que te da el ejército. Al final va a estar todo bien y se pasa muy bien. Hay que verlo día a día, no pensar en qué pasará en 2 años y 8 meses más.

Hay que alistarse primero que nada por el Estado de Israel que es nuestra segunda casa, bueno para mí es la primera y espero que algún día lo sea para la mayoría de los judíos. 

Y segundo, porque el ejército les va a cambiar la vida para bien; los va a convertir en personas más disciplinadas, les van a dar a entender que para llegar a un propósito hay que trabajar duro, y hay que trabajar más duro de lo que uno tiene pensado. 

Uno piensa que va a tener tal misión en el ejército y va a ser de tal manera. Pero siempre termina siendo hasta tres o cuatro veces más difícil, más duro y más largo de lo que uno piensa. Entonces el cuerpo y la mente se acostumbran a cosas mucho más difíciles de las que uno tiene imaginadas. Uno ya va con una fuerza distinta a las cosas que se enfrenta en la vida.