INSPIRANDO A NUESTROS MIEMBROS EN LA ANTESALA DE YAMIM NORAIM
En un espacio íntimo y significativo, la Comunidad Sefaradí convocó a sus miembros a detenerse, mirar hacia adentro y reconectar con lo esencial, en preparación para los días más sagrados del calendario judío.
A pocos días de Rosh Hashaná y Yom Kipur, la Comunidad Sefaradí ofreció a sus socios y amigos una experiencia transformadora: una Tarde de Reflexión que invitó a mirar hacia adentro, a reconectar con lo esencial y a prepararse espiritualmente para los días más solemnes del calendario judío.
La jornada comenzó con el toque del shofar y contó con la participación de Sharoni Rosenberg, abogada y especialista en propósito de vida, y Juan Flores, psicólogo y psicoanalista, quienes conversaron e interactuaron con el público asistente sobre las metas de vida, los arrepentimientos al final de ésta y la ansiedad como señal de desconexión con nosotros mismos y nuestros valores.
Ambos coincidieron en que uno de los mayores arrepentimientos que expresan las personas es no haberse cumplido a sí mismas, haber priorizado espacios y metas que no eran realmente importantes para ellas. Esta desconexión con el propósito personal, explicó cada uno desde su vereda, suele manifestarse como ansiedad —una respuesta inconsciente que nos alerta de que estamos viviendo una historia ajena.
Flores enfatizó que el cuerpo y sus síntomas deben ser escuchados, ya que son señales de nuestra historia emocional.
En una cultura que busca silenciar el malestar, es vital reconocer que los síntomas no son enemigos, sino mensajeros. Rosenberg previamente señaló que intentar evitar las emociones negativas, muchas veces terminamos bloqueando también las positivas, y así transitamos la vida como zombies emocionales, desconectados de lo que realmente sentimos.
Ambos charlistas invitaron a los presentes a dejar de vivir según lo que se espera y comenzar a escribir sus propias historias.
“Vivir con propósito no es andar feliz por la vida todo el día”, dijo Rosenberg, “sino vivir siendo plenamente humanos, indagando quiénes somos”.
El propósito, explicaron, no es una meta externa, sino una forma de estar en el mundo, adaptada a cada historia personal.
Una jornada que marcó el inicio de un ciclo más coherente con quienes somos y con lo que realmente deseamos ser. Junto al sonido del shofar —cuyas vibraciones nos llaman a despertar— la Comunidad Sefaradí ofreció una oportunidad única para comenzar el nuevo año con mayor conciencia, autenticidad y conexión.