Una pandemia de contagio expansivo de mendigos a reyes durante la sociedad medieval. Apareció en Europa en el siglo XIV, entre los años 1347 a 1352. La muerte negra asoló sin distinción. Con manchas oscuras en la piel y una muerte rápida. De elevada mortandad y millones de fallecidos. Los cuerpos de los muertos fueron apilados en fosas comunes y cementerios. Una enfermedad que azotó la ciudad y el campo. Fue una catástrofe demográfica y una tragedia europea. La peste viajó de un lugar a otro a través de las interacciones humanas y las rutas geográficas, comerciales y de peregrinación. La infección generó caos y sospechas. En el ideario medieval las comunidades judías padecieron acusaciones injustificadas, por ejemplo, de “envenenar los pozos, profanar hostias, usar la sangre de niños en ritos secretos”. Los judíos fueron culpados de propagar la peste. Durante las pandemias, el lavado de manos y las pautas de limpieza, práctica ancestral del judaísmo, salvaron vidas.
En el siglo XXI, el antisemitismo es una peste social que mata silenciosamente, avanza con dichos y hechos. La odiosidad actual se desplaza en las relaciones humanas y se amplifica en las redes sociales. El odio cambia “de ropaje para sobrevivir en cada época”. Los prejuicios selectivos recaen sobre Israel y lo judío. “El silencio, la indiferencia, el ‘no es mi problema’, son los aliados más fieles de la discriminación”, en palabras de Débora Calderón. Gaza es un avispero que alimenta los fanatismos y las conspiraciones. El día a día se aborda desde lo “sensacionalista”. Existe un periodismo activista y partidista que omite la complejidad del conflicto en la franja. El entramado de la guerra queda reducido a un titular y a una denuncia que no favorecen la comprensión ni el debate en las sociedades libres. La paz e información son necesarias para los pueblos.
El fundamentalismo religioso es contrario a lo democrático y a las libertades occidentales. La ideología tras el radicalismo “utiliza los instrumentos y la tecnología del siglo XXI”, es una “ideología de conquista que tiene recursos y no tiene prisa”, según Pilar Rahola. La expansión del odio comienza identificando enemigos. En Gaza, aún quedan secuestrados en manos de fanáticos, los cuales son utilizados en la propaganda del fundamentalismo. En la franja existe “una guerra de narrativas”. Hamás “siente que tiene el control, porque el mundo condena a Israel”. Su objetivo no es la paz ni un acuerdo, “ellos no quieren un Estado palestino”. Quieren un “Estado Islámico en toda la región que elimine a Israel”, según el especialista Henrique Cymerman. Tras la propaganda y el victimismo todos los males de la humanidad recaen sobre Israel. No pocos olvidan que los habitantes son utilizados como escudos humanos en la guerra urbana; otros omiten que la población civil habita y queda expuesta en la superficie. En paralelo, Hamás se protege y esconde en la red de túneles. Nadie quiere una guerra y menos que se extienda. “Netanyahu sabe que el 82% de los israelíes quieren el fin de la guerra y la vuelta de los rehenes”.
En Chile, la peste del odio está en expansión. La sinagoga Bicur Jolim, ubicada en Santiago desde 1906, ha sufrido dos ataques y vandalizaciones recientes. A los encapuchados los moviliza la intolerancia e ignorancia. La estigmatización al judío crece en la franja del suroeste y las condenas del gobierno ya no son suficientes. Cada ataque e intimidación son un agravio a las libertades de expresión, de culto y a los derechos fundamentales. No es admisible “responsabilizar globalmente a todos los judíos” por la guerra. “Convertir el dolor y el sufrimiento en odio, está mal y no es el camino”. Cuesta colocar la otra mejilla ante una infección social que implosiona y erosiona los pilares de una sociedad libre y democrática. En septiembre, la Comunidad Judía de Chile nos convoca a “construir una sociedad más justa, más humana y más solidaria” en la Tefilá. Una plegaria que pone en el centro a la patria chilena, la convivencia y el respeto. El odio infecta las mentes y las almas.
Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia