La Especial Emoción Que Nos General Escuchar el HaTikva:
A los miembros del Consejo Chileno Israelí se nos eriza la piel cada vez que escuchamos el Hatikva, se nos llenan los ojos de lágrimas de la emoción. Por eso, quisimos repasar un poco acerca de la historia de este hermoso poema que une a los judíos alrededor del mundo.
Su lírica es una adaptación de un poema del poeta judío nacido en Zloczow (Galitzia) -actualmente Zolochiv, Ucrania- Naftali Herz Imber, que a través de los años tuvo diferentes versiones. El poema fue inspirado por la fundación del kibbutz de Petaj Tikva, uno de los primeros fundados por pioneros sionistas en la entonces provincia Palestina del Imperio Otomano. El poema que habla de la liberación y de la esperanza, precisamente llamado inicialmente Tikvateinu (“Nuestra Esperanza”) está incluido en su libro Barkai (“Estrella de la Mañana”) que fuera publicado en 1886, aunque existen registros de que el texto es anterior a esa fecha, pues correspondería al momento en que Herz hizo Aliá en 1882.
La musicalización del texto fue obra del compositor Samuel Cohen, quien vivía en Rishón LeTzion.
Cohen quedó impresionado por el impacto del poema entre los campesinos sionistas, por lo que un año después de su publicación decidió musicalizarlo para que fuese todavía más fácil memorizarlo. En todo caso, la melodía con que actualmente se canta el HaTikva no es exactamente la misma que escribió Cohen, sino una adoptada en el 18° Congreso Sionista Mundial en 1933.
Entre las principales conclusiones y acuerdos a los que se llegó en el Primer Congreso Sionista en 1897 en Basilea, Suiza, destaca la decisión de adoptar este poema como el himno nacional del entonces futuro Estado de Israel. Otra de las conclusiones del Congreso fue la adopción de la bandera semejante a un talit con una estrella de David (dorada en ese momento) en el medio como bandera del futuro Estado. Uno de los grandes logros del Primer Congreso Sionista fue adoptar estos dos símbolos y convertirlos en bastiones unificadores del sionismo mundial.
Es importante señalar que, en su versión original, el poema cuenta con nueve estrofas, mientras que en el himno solo se cantan las dos primeras. Otro de los ajustes que se le hicieron al momento de la declaración de Independencia de Israel fue cambiar el tiempo verbal en que estaba escrito, ya que el Estado de Israel ya no era solo un sueño, sino una realidad.
¨No se habrá perdido nuestra esperanza, la esperanza de dos mil años de ser un pueblo libre en nuestra tierra, la tierra de Sión y Jerusalem”