Queridos miembros de la Comunidad Sefaradí de Chile y de nuestro ishuv completo,
Es un honor y una alegría dirigirme a ustedes en este momento tan especial. Estamos por celebrar los 100 años de nuestra querida Comunidad Sefaradí de Chile. Desde nuestros inicios en 1924, la creación de nuestra sinagoga al estilo sefaradí, la inclusión de mujeres en el liderazgo, y la reactivación en tiempos desafiantes, entre tantos momentos importantes, cada paso ha sido un capítulo enriquecedor de nuestra historia, marcado por la unión, la tradición y el compromiso social.
Para mí, liderar ese hito de cumplir 100 años me llena de orgullo y gratitud. Somos un reflejo de todas las personas que, de una u otra manera, han sido parte de nuestra Comunidad, la cual ha sido un faro de identidad, cultura y valores. Hemos compartido alegrías y tristezas, hemos apoyado a los necesitados, nos hemos apoyado entre nosotros mismos y hemos celebrado juntos cada festividad.
Dentro de este importante momento de celebración para nosotros, nos tomamos un minuto para recordar los duros momentos que todos nuestros hermanos en Israel han vivido estos últimos meses. El dolor de nuestro pueblo nos obliga a levantarnos juntos una vez más y apoyarlos viviendo nuestro judaísmo con más fuerza que nunca y acercándonos aún más a nuestros vínculos comunitarios.
Hoy, al mirar hacia atrás, también miramos hacia adelante. Los próximos 100 años nos desafiarán y nos inspirarán, es por eso que los invito a todos a que juntos sigamos construyendo puentes, fomentando la unidad y preservando nuestras tradiciones.
No me queda más que decir ¡Mazal tov! a todos quienes han formado parte de estos primeros 100 años. Que este momento que estamos por celebrar nos llene de alegría y nos motive a seguir construyendo una comunidad fuerte y vibrante.
Con cariño y gratitud,