En mayo de 2022, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, público en el Diario Oficial[1], que declara Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico, al Archivo Judío de Chile (AJCL).
Este reconocimiento del Estado crea un vínculo entre los bienes culturales que resguarda el Archivo y la sociedad chilena.
Contar con este respaldo consolida el trabajo y los esfuerzos realizados por su directorio por desarrollar prácticas profesionales necesarias para garantizar la conservación y valorización de las más significativas aportaciones de la presencia judía a la historia del país y del mundo. Así, los bienes patrimoniales que salvaguarda el Archivo, están protegidos por un marco jurídico que permite adoptar medidas frente al hurto, el tráfico ilícito, la destrucción. Del mismo modo, obliga a la mantención de condiciones favorables para su conservación, manejo y almacenamiento.
La creación del Archivo surge bajo el amparo de la Logia Pacífico de Bnai Brith. Su visión de futuro ha quedado concretada esta institución cultural.
Esta declaración distingue el aporte del Archivo Judío, reconoce que los documentos que contiene son definitivamente únicos; sin espacios para la ambigüedad.
La distinción del Estado chileno valorizó el aporte patrimonial del Archivo Judío a la construcción de nuevos conocimientos en el ámbito de los estudios culturales, la migración, y los derechos humanos, entre otros.
El Archivo, además de custodiar los documentos y objetos notables, los inscribe en trayectorias más amplias, ya que la pluralidad de sus voces testimonia procesos políticos e históricos de alcance global, y de importancia actual.
Nuestro compromiso es recuperar documentos que esperan en los espacios privados para ser consultados y convertir su legado en experiencias que resulten útiles para la sociedad actual, libre y democrática.
La abstracción del mundo digital ofrece una oportunidad a las peculiaridades del Archivo Judío: hay magia en este lugar, donde una carta manuscrita, emerge del corazón de un ser humano, una muestra de emociones, de intimidad… escrituras cotidianas que se puede tocar, sentir, es la vida que se refleja en los escritos de personas que están viviendo en esos instantes claves de su camino, fotografías de sus destinos.
Maravillosos trazos de dibujos, pinturas y retratos donde es posible encontrar gente diversa, askenazíes, sefaradíes, religiosos y laicos…una pequeña fracción de universos. Esa es la magia del trabajo del Archivo, lugar donde se hacen visibles y claros conceptos enormes como resignificación, reconocimiento, vida y memoria.
[1] Decreto N°026 del 20/04/2022
La tecnología no está fuera del Archivo, por el contrario, está integrada en el trabajo cotidiano. Ha sido una oportunidad de ampliar las posibilidades de acceso a estas fuentes de información. Se ha podido transmutar lo análogo a digital, de manera que los documentos puedan dar testimonio, información y prueba sobre el pasado.
El Archivo Judío es único y la especificidad de sus fondos documentales son absolutamente únicos, excepcionales, extraordinarios.
Los Archivos oficiales hasta hace poco guardaban solo memorias hegemónicas y socialmente presentables, ignorando lo disruptivo, lo fragmentando… es decir, dejaba ausencias. Los archivos de comunitarios (minorías), son parte de estas ausencias; en ese sentido el Archivo Judío cobra una especial importancia en un país multicultural como Chile.
Desde su creación, en breves siete años, este proyecto de Bnai Brith ha reforzado su gestión institucional en el ámbito de la recuperación de documentación original, incrementando significativamente el registro de documentos, fotografías y audiovisuales.
La importancia de sus fondos documentales es la capacidad de representar la historia de los judíos de manera humana, a través de personas vinculadas a eventos de diferentes épocas.
El contenido de la información no representa sólo a los líderes, también están las personas comunes: mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, niñas y niños judíos y no judíos. Sus registros tangibles dan fuerza para sostener la historia.
Esta institución regida por el espíritu de los miembros de la Logia Pacifico de Bnai Brith, ha definido en sus planes de trabajo colaborar con la difusión de la vida judía en Chile, fomentando la colaboración interinstitucional, realizando talleres de conservación y manejo de información biográfica, genealógica, e histórica. Compartir conocimiento es el impulso que guía la mayor parte de las actividades, las cuales están orientadas a la sensibilización de la ciudadanía para dar a conocer el judaísmo a través de charlas e instancias de participaciones abiertas a toda la ciudadanía.
Los logros del Archivo son los logros de Bnai Brith, e incentiva, motiva, empuja con fuerza a sus integrantes la misión y responsabilidad de recordar y perpetuar este legado de esperanza para el futuro.
Es hora de agradecer infinitamente a todos los queridos miembros de la Logia Pacífico y a nuestro directorio, gracias.