INSTITUTO HEBREO, SHALOM

¡En el IH, te estamos esperando!

Educación de excelencia, identidad y comunidad en un solo lugar

 

Primero llegaron niños israelíes que, en medio del conflicto, buscaron en Chile un espacio seguro para seguir creciendo. Luego, estudiantes de colegios públicos y privados golpearon sus puertas tras enfrentar discriminación por declararse, con orgullo, judíos.

 

A todos ellos, el Instituto Hebreo los recibió con cariño, convicción y pertenencia.
Detrás de cada uno de estos ingresos hay historias que, juntas, dibujan una radiografía conmovedora de la comunidad judía chilena actual: diversa, resiliente y profundamente conectada.


Sobre este fenómeno y sus implicancias conversamos con Deborah Miranda, coordinadora de Admisión del Instituto Hebreo desde hace 18 años, quien ha sido testigo directa de esta transformación. Sus palabras iluminan no solo los desafíos que ha enfrentado el colegio, sino también el espíritu que lo impulsa.

Deborah, ¿qué cambios has notado en las familias desde el 7 de octubre?

— Lo que más vemos es una mayor preocupación por el entorno en el que crecen los niños. Hay una exposición temprana a situaciones difíciles, para las que muchas veces no están preparados. No se trata solo de lo duro que es sentirse discriminado; también influye que muchos colegios no cuentan con herramientas sólidas para abordar estos temas de forma profunda y sostenida en el tiempo.

Hasta hace poco, lo habitual era recibir postulaciones en niveles de Básica  y Media a partir de octubre. Pero eso cambió, ¿verdad?

 — Así es. En marzo recibimos a 88 familias nuevas en un desayuno de bienvenida, y actualmente ya se han incorporado 122 estudiantes durante el año. Además, hay otros 20 en proceso de ingreso. Es una tendencia sin precedentes, que habla del rol que está jugando el colegio en este momento tan particular.

¿Cómo es el primer encuentro con estas familias? ¿Qué es lo que más buscan al llegar al IH?

Las familias llegan buscando contención, apoyo y una adaptación académica que se ajuste a las necesidades de sus hijos, además de que ellos puedan integrarse rápidamente y con confianza.

Para acompañar este proceso, el Instituto Hebreo cuenta con un equipo dedicado de bienestar de nuestros talmidim, profesores jefes, el Rabino Pato, todo el staff, quienes trabajan en conjunto para que la transición sea lo más exitosa y acogedora posible. 

Y, por supuesto, el Centro de Padres juega un rol fundamental, entregando una cálida bienvenida y apoyo constante a las familias nuevas desde el primer día.

¿Notas diferencias entre quienes vienen desde otros colegios en Chile y quienes llegan desde el extranjero?

Los alumnos que vienen desde otros colegios chilenos disfrutan intensamente de toda la vida judaica que tienen día a día. Hacen más consciente todo este ambiente, en comparación a nuestros alumnos que nacieron rezando el Mode Ani en la mañana o escuchando en el recreo la canción de Israel en Eurovisión.

Las familias que llegan desde el extranjero suelen sorprenderse con el fuerte sentido de comunidad que encuentran en el colegio. 

Hablan de una verdadera familia extendida, y agradecen profundamente las muestras de cariño y acompañamiento, tanto por parte del equipo del IH como de sus propios co-apoderados.

También destacan la presencia activa del judaísmo en la vida escolar, muchas veces más intensa y significativa que la que vivían en sus colegios de origen.

Hoy en día, el Instituto Hebreo registra un ranking muy especial: el de las familias extranjeras que nos eligen y enriquecen nuestra comunidad. Argentina, Estados Unidos, Uruguay, Israel, Brasil y Venezuela son solo algunos de los países desde donde llegan nuevas idiosincrasias, historias y formas de vivir la identidad judía.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a las familias que están evaluando ser parte del IH en este momento?

El Instituto Hebreo cumple una misión profunda: no solo es un colegio de excelencia académica, sino también un verdadero hogar para quienes buscan pertenecer y sentirse parte de nuestra comunidad. Un espacio que recibe con los brazos abiertos, acompaña y da propósito.

Aquí no solo se educa; se cultiva identidad, se fortalece la comunidad y se asegura la continuidad de la vida judía en Chile y Latinoamérica.

Y, por sobre todo, éste es un lugar donde los niños pueden ser auténticamente quienes son, en un ambiente que honra y celebra su historia y su identidad.

En casa, siempre los estamos esperando,no importa en qué etapa del año sea,  porque más que un colegio, somos un refugio donde cada niño puede crecer sin miedo, con orgullo y libertad.

 

¿Estás listo para ser parte de algo más grande?