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Comunidad: COMO UNA UNIDAD

Testimonio tras los incendios de Viña del Mar: 

Una casa reconstruida, una comunidad reencontrada

 

Meryam Kravetz lo perdió todo en cuestión de minutos. Las llamas que arrasaron con los cerros de Viña del Mar en 2024, también se llevaron su casa, su refugio, sus recuerdos, su historia. 

Meryam, una mujer judía alejada de la vida comunitaria, recibió mucho más que ayuda material: una red de apoyo se activó desde Viña y Santiago para reconstruir su hogar y, con ello, su conexión con la Comunidad. Juntos lograron reconstruir una casa con paredes, pero también con raíces. Porque lo que se reconstruyó no fue solo una vivienda: fue el fruto de un arduo esfuerzo y la pertenencia. 

Esta es la historia de un proyecto que unió voluntades, cruzó ciudades y conectó a una familia con su judaísmo. 

 

Por Daphne Dionizis

 

Cenizas que florecen en comunidad

Meryam, ¿puedes cerrar los ojos y contarnos qué recuerdas de ese día en que el fuego arrasó con tu casa?

El día del incendio, 2 de febrero, estaba con mi familia (mi marido Oscar, mi hijo Lorenzo y Almendra hija de mi marido) en la playa, ya que Oscar estaría de cumpleaños el día 3 de febrero y yo le tenía una celebración sorpresa organizada. Comenzaban nuestras vacaciones, pero todo cambió. La angustia de no poder llegar a casa fue terrible, estaba todo colapsado y pasamos por poblaciones donde todo ardía, los tubos de gas explotaban, era como una película de zombis, todos arrancando y no saber para dónde, no había comunicación por teléfonos, era todo un caos.

 

Cuando logramos acercarnos más a casa, los niños y yo nos bajamos del auto, y caminamos mucho, un poco más de 2 kilómetros. La intención era llegar a sacar nuestros animales, teníamos cerca de 150 gallinas, una perrita que estaba adentro y los gatos. Lamentablemente ya no quedaba nada, solo los gatos, pero estaban heridos.

Esa sensación de no encontrar nada, solo latas retorcidas en el suelo, brazas y todo humeando fue terrible.

 

Estábamos solo los tres, Oscar atascado en una congestión sin poder moverse, hasta que me entró una llamada de él, y le digo “no queda nada”, a lo que él me responde: “mi amor estamos vivos, y los cuatro juntos”, su entereza la admiro hasta el día de hoy.

 

¿Qué fue lo más difícil de enfrentar en los días y semanas posteriores al incendio?

Lo más difícil fue tener que estar estoicamente para los niños, ya que no podíamos demostrar debilidad, pena y a la vez tener esa angustia de no saber por dónde empezar.  Pasaban muchas preguntas y dudas por nuestra mente ¿cómo lo haríamos? ¡Es muy terrible quedarse con lo puesto! Nos encontrábamos en la playa, así que estábamos todos en traje de baño y ropa liviana, yo anduve tres días sin sostén ¡eso me marcó mucho!

 

¿Cuándo y cómo supiste que la comunidad judía quería ayudarte a reconstruir tu casa?

Nos enteramos que la Comunidad Judía nos quería ayudar por una llamada que recibí de Andrés Weinstein, Presidente de la Comunidad de Viña. Recibimos unos aportes de dinero de parte de la Comunidad y de Cadena recibimos un toldo, cocinilla, gas que nos sirvió mucho, una tetera y a mi hijo le trajeron una pelota de futbol ya que es fanático. Junto con esas personas venía Gabriel Rosenblatt, quien fue el nexo entre la Comunidad y nosotros. También apareció Romina Drexler, que recuerdo me llamó un día por la tarde para anunciarme que habían reunido un monto extraordinario que nos ayudó mucho a lo que ya habíamos comenzado a reunir con las ayudas que teníamos por nuestro lado.

 

Antes del incendio, ¿cómo era tu relación con la Comunidad Judía?

Antes era casi nula, yo participé cuando mi abuelo estaba vivo y él falleció el año 1996. igualmente algo la visitaba, ya que mi sobrina está en el colegio Hebreo de Viña. 

¿Cómo fue para ti el primer acercamiento con la Comunidad después de la tragedia?
Como te decía anteriormente, el primer acercamiento fue con Andrés, y su voz de apoyo fue extraordinaria. Yo sé cómo somos los judíos, cuando nos comprometemos con algo, hacemos hasta lo imposible para lograrlo, estuve viviendo un tiempo en Israel y también pude sentir que somos una gran familia.

¿Qué cambió en ti a partir de esta tragedia? ¿Sientes que hay un “antes y después” en tu vida?

Ufff!!! Qué difícil describir esto, por supuesto que hay un antes y un después en todos nosotros. Te das cuenta que la vida es muy frágil, que hay cosas tan tontas en las que las personas a veces ponen atención y son banales, apariencias, un auto caro, ropa de marca, etc. 

¿Me creerías si te digo que toda la ropa que uso hasta ahora, es ropa que fue donada? ¡No me he comprado nada!

 

¿Qué gestos o momentos del proceso te marcaron más profundamente?

La solidaridad de las personas, gente cercana que no veíamos hace décadas aparecieron para ayudar y aportar con mano de obra, herramientas y recursos, gente que nosotros no conocíamos y estuvieron ahí. No podemos dejar de mencionar a un querido amigo nuestro, Germán, quien nos entregó las indicaciones de cómo comenzar a construir. 

También sufrí decepciones, gente que pensé estarían y no llegaron. Podríamos enumerar muchas personas que apoyaron, cada una en la medida de lo que podían.

 

Esta tragedia tuvo un final comunitario feliz. Hoy son parte activa de la Comunidad Judía de Viña del Mar, incluso tu hijo ingresó a estudiar al colegio Hebreo. ¿Cómo describirías tu identidad judía hoy?

Siempre me he sentido judía, y ahora me fascina estar participando en forma activa. De hecho Oscar está estudiando hebreo, se supone que este año 2025 iríamos a Israel, teníamos dinero ahorrado, habíamos comprado Euros, pero se quemaron.

 

¿Qué ha significado para ti que tu hijo hoy esté en el Colegio Hebreo de Viña? ¿Qué ha cambiado en su vida?
Siempre lo había querido, de hecho él participa de Maccabi hace tres años, pero mi situación económica no lo permitía. Ahora está ahí gracias a la ayuda de la comunidad y gente particular.

 

¿Qué significa para ti vivir hoy en un lugar que fue construido con tanto amor y solidaridad?

Aunque suene cursi “no hay mal que por bien no venga”. Ahora tenemos una casa más linda, más cómoda y moderna, más acogedora, y cada clavo, cada tornillo y cada tabla, tiene un significado, un sacrificio, un esfuerzo.

 

Solidaridad en acción

“La reconstrucción fue de la familia, ellos la hicieron con sus propias manos, y nosotros, como Comunidad Judía, fuimos simplemente una ayuda para que fuese más fácil”, asegura Andrés Weinstein, Presidente de la Comunidad Israelita de Valparaíso-Viña del Mar. 

 

Andrés ¿Qué tipo de ayuda inmediata lograron brindarle antes de que comenzara la reconstrucción formal?

En la Comunidad Israelita de Valparaíso-Viña del Mar, desde el primer momento recabamos la información de todos nuestros conocidos que habían sido afectados por los incendios devastadores de los días 2 y 3 de febrero de 2024. En un primer momento temimos la suerte de varios socios, que felizmente solo se encontraron incomunicados. La primera lista incluía 13 familias cercanas a la Comunidad que lo habían perdido todo, incluidas dos familias judías.

 

Luego de tomar contacto con ellas, y con la invaluable ayuda de Nati Palacios y todo su equipo de Cadena-Chile, se logró una visita en terreno y pudimos entregarles una primera ayuda en especies, ropa, alimentos, una carpa para poder dormir, etc. Gaby Feldman nos asesoró en la forma en que debíamos entregar la ayuda para optimizarla y Reshet nos entregó las primeras bolsas de ayuda, que fueron las primeras en ser distribuidas y las más agradecidas.

 

Maccabi Hatzair Viña del Mar, de manera paralela, hizo una campaña interna para ayudar a su janij, logrando comprarle un nuevo teléfono, ropa, comida, entre otras cosas. Todo en la primera semana. 

 

Durante las semanas siguientes, entregamos diversas ayudas, en dinero, en cajas de alimentos, kits de limpieza, entre otros.  

 

¿Cómo lograron coordinar acciones en medio del caos que vivía la ciudad? ¿Qué papel jugaron los lazos comunitarios en esa organización?

Los lazos comunitarios fueron fundamentales. Las credenciales de Cadena Chile y su experiencia en desastres nos permitieron llegar a todos los rincones de la ciudad, cuando el acceso estaba restringido. Reshet nos enseñó los protocolos de ayuda. Asimismo, el apoyo de la CJCh, KKL y muchas otras organizaciones judías de Santiago nos brindaron una ayuda gigantesca a esta y a muchas otras familias damnificadas (Pido disculpas por las que no menciono)   Por su parte, todas las organizaciones de la comunidad viñamarina trabajamos a full en todo momento, incluyendo una treintena de jóvenes voluntarios.

 

¿Quiénes se sumaron al esfuerzo desde un inicio? ¿Cómo se fueron repartiendo las tareas y responsabilidades?

Luego de las primeras ayudas, la familia manifestó su voluntad de reconstruir su vivienda.   Nosotros sólo pudimos elegir ayudar o no. Junto a Romina Drexler y Rodolfo Borzutzky de la CJCh, vimos lo que se necesitaba y se inició una muy breve y exitosa campaña de recaudación de fondos. Designamos al arquitecto Gabriel Rosemblat, quien de manera desinteresada y generosa los asesoró, y sirvió de nexo con ellos en todo el proceso de construcción.

 

En la parte que nos corresponde, cada acción de ayuda fue posible gracias a la colaboración de muchas personas, desde el que donó cinco mil pesos hasta el que dedicó todo su tiempo a trabajar por el prójimo, y creo que ninguno tiene más mérito que otro.   Cada uno hizo lo que estaba a su alcance, con amor, dándole contenido a las palabras tzedaká y tikun olam.

 

¿Qué importancia tuvo el trabajo conjunto entre las comunidades para lograr algo tan concreto como reconstruir una casa?

Fue un trabajo conjunto, desde el primer día hasta el último. Todos los involucrados tuvimos la fortuna de poder encontrar muy fácilmente a otro que sabía lo que se necesitaba hacer en ese momento.  Fuimos como Comunidad Judía una cadena bien engrasada que funcionó en niveles maravillosos. El resultado general del trabajo colaborativo de la Comunidad Judía fue muy relevante para la ciudad, y logró una ayuda completa a la familia Kravetz. 

 

¿Cuánto tiempo tomó la reconstrucción y qué actores claves estuvieron involucrados? 

Los tiempos fueron los necesarios. Desde la remoción de escombros y limpieza del lugar, hasta la rehabilitación de los espacios públicos. No fue una casa quemada, fue un barrio completo. Es difícil dimensionarlo con palabras. Tanto la decisión de construir, cuanto la reconstrucción en sí, fue mérito exclusivo de la propia familia. Nosotros como Comunidad Judía nos involucramos emocional y financieramente en apoyarlos. Colaboramos con la asesoría del arquitecto Gabriel Rosenblat y con dinero, pero nuestro mérito en la reconstrucción fue limitado.

 

¿Qué emociones les provocó ver que el proyecto de reconstrucción empezaba a hacerse realidad, paso a paso?

Satisfacción.  Como dice el Pirkey Avot (2:16) No estás obligado a terminar la tarea, pero tampoco eres libre de dejar de hacerla.  Como Comunidad Judía, sin distinciones y con humildad, hicimos la tarea.   

 

¿Qué aprendieron, como líderes y como personas, sobre lo que significa estar realmente para el otro cuando más se necesita?

Es un compromiso muy grande y creo que es permanente.  Desde pequeños sabemos la importancia de ayudar al necesitado. Es la educación que recibimos de nuestros padres y es la misma educación que hemos brindado a nuestros hijos. Cuando se reúne gente buena para hacer cosas buenas, y recibe el apoyo de gente buena, los resultados generalmente son positivos. Nos correspondió a nosotros, quiero pensar que cualquiera hubiese hecho lo mismo en esta ocasión, y estoy convencido que en el futuro, cuando sea necesario, quienes se encuentren en posiciones de liderazgo comunitario actuarán de manera similar.

 

La fuerza de vivir en comunidad

En un solo día la CJCh lanzó la campaña de recaudación de fondos en Santiago. El equipo de comunicaciones rápidamente difundió un flyer y por otro lado,  se gestionó la ayuda de un gran donante a través de Fundación Aleph, que se ofreció a duplicar el monto que se recaudara, nos cuenta Romina Drexler, ex Vicepresidenta de Asuntos Internos. 

 

Romina ¿Cómo fue el proceso de reconstrucción de la vivienda? 

En este punto fue clave el trabajo de Gabriel, quien estuvo en cada detalle apoyando a la familia que reconstruyó su casa. Pero los protagonistas son los mismos dueños de casa. Oscar y Meryam construyeron su casa a pulso, trabajaron durante un año para reconstruir mucho más que su casa. Reconstruyeron un hogar, un lugar cálido y bonito, con un jardín de cuentos y una biblioteca preciosa llena de libros.

 

¿Hubo algún momento especialmente difícil durante este proceso o alguno que te haya emocionado hasta las lágrimas?

Hubo ambas. Cuando fuimos a conocer a Meryam, fue muy fuerte ver los restos de la casa. Se dice que un incendio es el peor desastre y realmente parece que es así. No queda nada. Solo carbón. Se queman los recuerdos, libros, fotos. No es solo lo material. La pérdida emocional es tremenda.

 

Por otro lado, el día que pusimos la mezuzá fue súper emocionante. Nos acompañó el Rab Yonathan Szewkis, que habló maravillosamente. Fue lindo ver a toda la familia tan feliz.  Había más familiares y amigos. Emocionante total.

Además con Yael Miroshnik, Directora Ejecutiva de Fundación Aleph, volvimos a Santiago llenas de tomates, ajíes, mermeladas y plantas. Todo del jardín de ellos. O sea, de un año a otro, el carbón y las cenizas, se convirtieron en huertos y un jardín hermoso.

 

¿Romi qué significó para ti este proyecto en lo personal?

En lo personal, significó confirmar que cuando uno se propone algo con convicción y con un equipo que rema para el mismo lado, todo se puede lograr. ¡Que pertenecer a la comunidad es un regalo! Y que una decisión, como la que tomamos con Rodolfo ese día de lanzar la campaña, así medio rápido y sin estar seguros de cómo nos iba a ir, puede cambiarle la vida a alguien.

 

Hoy Lorenzo estudia en el colegio Hebreo de Viña, Oscar está estudiando hebreo y Meryam se volvió a conectar con la Comunidad. Ha sido de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. 

 

¿Hay planes de institucionalizar este tipo de ayuda, o crear un fondo de emergencia comunitario?

No está en plan por el momento. Pero no tengo dudas que el trabajo comunitario, siempre está disponible para estas acciones 

 

¿Qué mensaje te gustaría dejar a quienes puedan leer esta historia y duden del poder real de una comunidad cuando se moviliza?

Si alguien tiene dudas del poder real de vivir en comunidad puede ver las fotos del antes y el después de la casa. O conversar con Meryam, Oscar, Lorenzo y Almendra. 

Cuando hay convicción todo se puede. Y finalmente se hace realidad nuestro mandato como judíos de tikun olam.