El pasado martes 15 de abril, en Beit Israel vivimos uno de los momentos más esperados del año: nuestro tradicional Seder de Pésaj. Desde principios de la semana, la residencia se llenó de una energía vibrante y contagiosa; todo parecía anunciar que algo especial estaba por suceder. La peluquería trabajó a toda máquina, ayudando a nuestras residentes a prepararse para la ocasión. Para ellas, el Seder no es solo una cena festiva, sino un reencuentro profundo con sus raíces, su historia y su comunidad. Cada una se esmeró en vestir sus mejores galas, con rostros iluminados por la emoción de compartir esta noche tan significativa.
En Beit Israel, cuando llega una festividad, todo el entorno se transforma.
Los colaboradores, los residentes, el personal administrativo y los visitantes se unen en un esfuerzo común para garantizar que cada detalle esté cuidado. Las mesas fueron dispuestas con esmero, adornadas con manteles festivos, flores frescas y todos los elementos tradicionales que marcan la celebración de Pésaj. En la mesa principal, la keará presidía el salón, portando con orgullo los símbolos esenciales de la festividad: el zeróa, el beiatzá, el maror, el jaróset, el karpás y el jazéret. A su lado, brillaban las neirot encendidas, la copa para el Kidush y, como es tradición, la copa reservada para el profeta Eliahu, símbolo de esperanza y redención.
Este año, sin embargo, la celebración estuvo marcada por un sentimiento de tristeza y solidaridad: aún hay hermanos nuestros secuestrados en Gaza. Para honrar su memoria y mantener viva la conciencia de su ausencia, dejamos un lugar vacío en la mesa. Fue un gesto sencillo, pero cargado de un profundo significado: un recordatorio de que mientras uno de nosotros esté en peligro, ninguno de nosotros está completo. La emoción se sentía en el aire, en las miradas y en los silencios compartidos.
El Rabino Daniel Zang junto a Fernando Ramos, Jazán de la Residencia, dirigió el Seder, guiándonos a través de la Hagadá de una manera didáctica, cálida y profundamente significativa. Con su estilo cercano y pedagógico, fue desglosando el simbolismo de cada alimento en la keará, invitándonos a reflexionar sobre su relevancia no solo en el pasado, sino también en nuestras vidas actuales.
Nos recordó que la historia de la liberación del pueblo judío de Egipto no es simplemente un relato antiguo, sino un llamado permanente a valorar la libertad, la dignidad humana y la fe en tiempos de adversidad.
La cocina de Beit Israel se lució con un banquete digno de la ocasión: comenzamos con la tradicional sopa de kneidalaj, reconfortante y deliciosa, seguida del clásico gefilte fish, preparado con el amor y la dedicación de quienes entienden la importancia de cada sabor en una noche como esta. El plato de fondo —un exquisito salmón al estilo mediterráneo fue elogiado por todos, y como broche de oro, una exquisita torta de matzá que deleitó a cada comensal.
La alegría de la celebración creció cuando entonamos juntos las tradicionales canciones de Pésaj.
Cada melodía, cada verso, resonaba en los corazones de los presentes, conectándonos a generaciones pasadas y transmitiendo, a la vez, un legado de esperanza para las futuras.
Contamos con la presencia especial de las javerot del grupo Wizo “Naomi” de nuestra residencia, quienes acompañaron esta celebración tan significativa. Nos honraron además Evelyn Schatloff, presidenta de Wizo Chile, y la vicepresidenta Sandra Gabor, quienes se integraron con entusiasmo y cariño, reforzando el espíritu de hermandad y solidaridad que nos une.
Queremos hacer un reconocimiento muy especial a todos nuestros colaboradores: al personal de cocina, de limpieza, de mantenimiento, de administración y, por supuesto, a nuestro equipo de profesionales, asistentes de enfermería y voluntarios. Gracias a su dedicación incansable, su compromiso con la excelencia y su amor por nuestra residencia, podemos celebrar nuestras festividades con dignidad, alegría y profundo sentido.
La semana continuó con más actividades significativas. El jueves 17 de abril, el Grupo Naomi de Wizo Beit Israel llevó a cabo su reunión mensual, acompañada de una once acogedora y una enriquecedora actividad de crecimiento personal. La psicóloga Claudia Salomón, invitada por la javerá Rita Telias, condujo un taller que nos permitió reflexionar sobre nuestras emociones, fortaleciendo nuestro bienestar y espíritu de resiliencia.
Así vivimos este Pésaj en Beit Israel: entre la tradición y la actualidad, entre la memoria y la esperanza, reafirmando que, aun en tiempos de dolor y desafío, la unión y la fe son nuestras mejores herramientas para seguir adelante.