Mi nombre es Elena Casanova Prado, tengo 88 años, soy de profesión enfermera y además estudié secretariado.
Llegué a esta querida residencia “Beit Israel” en octubre de 2022, donde fui recibida con mucho cariño lo que agradecí, porque a pesar de tener una fuerte personalidad soy un poco tímida.
Hace poco había tenido una gran pérdida. Después me operaron las manos por rizartrosis lo que me impedía hacer las labores diarias.
Conversamos con mis cuatro hijos y estuvieron de acuerdo en buscar una residencia, lo que les agradezco mucho, y me apoyaron en todo sentido y elegimos ésta; como soy enfermera supe que aquí podría acompañar, apoyar y dar todo mi amor a mis pares que lo necesitasen, ese era mi deseo.
Siempre he sentido la necesidad de servir.
Conocí a Fernando Ramos, una persona encantadora y muy humana al cual le hice entrega de unos libros que traje de mi casa y que doné a la biblioteca; al preguntarle donde los colocaba me pidió que los ubicara donde yo estimara conveniente, y amablemente me ofreció ordenar los libros, de acuerdo con mi criterio, ya que soy un ratón de biblioteca; desde entonces le digo mi jefe y así comenzó mi rol de bibliotecaria la que consiste en: mantener el orden, separar los libros temáticamente para facilitar su búsqueda, aconsejar a quien solicite lectura, anotar su entrega y devolución; informarme del contenido de algunos libros para poder recomendarlos.
Fue algo que me llegó del cielo y trato de desempeñarme lo mejor que puedo.
Esto me ha ayudado a enfrentar dificultades como el fallecimiento de mi hermano mayor el año pasado.
Fernando es un gran amigo y tiene la paciencia de contestar las preguntas mas tontas que le hago en mi ignorancia.
No solo él me soporta porque soy una máquina de inquietudes que sube y baja por ascensores y escaleras todo día; como a los ocho de la noche me acuerdo de mi bonito y cómodo dormitorio con su linda vista y paro mis correrías.
Hace poco un residente me dijo donde “voy está usted gimnasio, en el lindo jardín, biblioteca, peluquería, en todos los pisos donde estén mis queridos compañeros.
A propósito de jardín apenas llegué adopté como 30 tórtolas y pájaros variados que viven en los árboles, Al principio era un desayuno de miguitas, ahora por mi flojera es almuerzo y mis queridas aves creen que están en un hotel cinco estrellas porque ahora comen alpiste y se regodean.
Les pido a todos los que trabajan acá me digan si molesto con mi inquietud, como a Eber, cuando le digo voy a salir y me pregunta ¿a quién llamo? antes de que le conteste me dice salga no más para que lo deje tranquilo.
Los quiero mucho a todos y a todas.
Perdón, pero soy así y hasta hoy no he podido cambiar.
Aquí tengo un hermoso lugar donde hago mis oraciones, mis meditaciones y pido por todos, por su salud y para que Dios les de la paz que necesitan y también la fuerza para seguir adelante.
Quiero dar las gracias a Beit Israel darme la oportunidad de vivir acá.
¿Mi futuro? Dar hasta que Dios quiera.