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ANTISEMITISMO E ISLAM: UN RECORRDIO DE LA HISTORIA Y POSIBLES CAUSAS DEL CONFLICTO ENTRE DOS PUEBLOS

León Lanis V.

Muchos de nosotros hemos, repetidamente, escuchado el argumento de que “el único lugar donde los Judíos vivieron tranquilamente fue bajo el Islam”, pero la realidad nos enseña que los Judíos Misraim (Judíos de la diáspora en el mundo islámico/árabe) sufrieron terribles masacres, vejaciones, injusticias, exilios y leyes tipo apartheid, muchos de estos elementos todavía existiendo en el mundo árabe. 

En esta nota, daré un breve resumen de la historia del imperio islámico, las posibles causas históricas, sociales y teológicas del antisemitismo en este imperio y religión, eventos históricos relevantes para entender cuál es la visión actual del mundo islámico respecto de los Judíos -dejando de lado la historia de Israel-. Quiero dejar en claro, y a modo de advertencia, que este texto no tiene intención alguna de denotar a los musulmanes como antisemitas, sino demostrar una larga historia y tradición en sus textos bíblicos tendientes al antisemitismo, como lo es en muchas otras religiones todavía presentes. 

Espero no ser el único que ha escuchado, de ambos lados de la moneda, que los Judíos y los Árabes somos primos. Esto no es meramente un slogan animoso, más bien, existe bastante evidencia que confirma un componente histórico en común. 

Los Árabes -al igual que las tribus originarias del pueblo de Israel- son de origen Beduino. Beduino no es meramente un pueblo étnico que hoy se encuentra en todo el Levante, si no que en la lengua aramea, significa “persona del desierto”, refiriéndose a todos los nómades del imperio sumerio. Hace aproximadamente 5.700 años, distintos pueblos nómades empezaron largos trayectos para asentarse en tierras limítrofes de la polis Sumeria. Los Judíos en Canaan, los Árabes en lo que actualmente se conoce como la península arábica. A diferencia de los Árabes, los Judíos-bíblicamente liderados por Abraham- abandonaron las costumbres Sumerias, creando su propia cultura y religión; los Árabes pre-islámicos mantuvieron fuertemente rasgos de la cultura de este imperio. 

Saltándose varios siglos de historia, en el siglo 6 d.C. en la ciudad de Mecca, actual Arabia Saudita, Muhammad comenzaría una travesía por la península, conquistando a su paso todos los reinos y etnias de la región, unificando a todas las culturas bajo un Khilafah o califato islámico (sistema de monarquía absoluta, donde el monarca se conoce como Khalif), rigiendo este imperio bajo dos cuerpos normativos: la Fiqh (ley divina) y la Sharia, la cual se basa en distintos textos y elementos bíblicos como el Corán, las sunas (tradición oral), entre otros. 

La historia de Mohammad se encuentra lleno de misterios o bien vacíos, ya que realmente no existe siquiera un dibujo o pintura islámica que represente como era y muchos de los textos bíblicos islámicos dan recuentos semi-míticos de su vida, como por ejemplo, cuando asciende al cielo en su caballo “Buraq” en la actual mezquita de la roca en Jerusalén. 

Durante su vida, y como vemos al avanzar las historias del Corán y las sunas, el tratamiento del Islam hacia los Judíos cambia para peor. En el comienzo del Corán, se relata a los Judíos como “el pueblo de Israel”, reconociendo su territorio en el Levante y sus delimitaciones territoriales de la época. Los textos bíblicos islámicos reconocen que dichos territorios fueron originalmente conquistados por Mlik Daud bin Isá (Rey David) pero extendidos y consolidados por Mlik Suleiman bin Daud (Rey Salomón). El Islam reconoce, en principio, a todos los profetas y sabios del Judaísmo, pero al avanzar los versos del Corán, se señalan que realmente no eran Judíos, si no que eran realmente Islámicos, que los Judíos simplemente no siguieron su corriente y por tanto Dios los castiga (una posible primera causal de antisemitismo en la tradición islámica). 

En el avance de las historias (aproximadamente desde el segundo libro) del Corán, comienzan aparecer historias que entablan el conflicto entre el Islam y el Judaísmo. Una de las principales historias habla de que en un pueblo, entonces llamado Baynu Qaynuqa, un grupo de Judíos comerciantes que fueron masacrados por Mohammad y su séquito. Los orígenes de la masacre son históricamente difusos, ya que los estudiosos del Islam dicen que los Judíos de la zona obligaron a una mujer a quitarse su vestido, dejándola desnuda y humillada, lo que Mohammad consideró causa suficiente para la masacre. Historiadores y evidencia arqueológica señalan que la historia fue bastante distinta, ya que, si bien no se puede demostrar el detalle del casus belli, si se puede determinar que lo que llevó a Mohammad a invadir a este pueblo fue principalmente para controlar el puerto de la zona, el cual recibía importantes especias, metales y otros elementos de comercio esenciales. Independiente de la causa del conflicto, aquí por primera vez se denota -a través de lo expresado en las escrituras- un verdadero odio a los Judíos en general.

La segunda historia bíblica relevante, para efectos de esta nota, es la batalla de Khaybar (o Jaibar en español). En resumidas cuentas, Mohammad invade un pueblo de Judíos exiliados por los romanos a 150 kilómetros al norte de Medina, Arabia Saudita. En dicha batalla, Mohammad y su ejército asedia durante tres días el fuerte de Al-Qamus, donde los Judíos se protegían. Tras vencer a este pueblo, principalmente compuesto por granjeros, Mohammad les ofrece vivir a cambio de vivir bajo su mandato y rendir tributos de humillación (Jizya). Dicho impuesto sobrevive hasta el día de hoy. Tras vencer a este pueblo de Judíos, la tradición islámica procede a cambiar absolutamente su postura hacia los Judíos, dándoles el estatus de infieles y dhiminnis (ciudadanos de segunda). Las leyes islámicas -desde entonces- tienden a humillar a los Judíos de la región, imponiendo normas como por ejemplo que los Judíos no pueden pasar por el lado derecho de un musulmán, prohibición de entrar a ciertos lugares, restricciones de la comida Kosher, entre otras. A pesar de aquello, y como es costumbre de nuestro pueblo, los Judíos de la península Arábica procedieron a seguir en secreto con su vida religiosa, creando hermosas pero pequeñas sinagogas como la tumba de Ezra en Iraq. Hasta el día de hoy, se puede escuchar en marchas pro-Hamas el grito “Khaybar Khaybar Al-Yahud”

Para ir finalizando, y avanzando en los siglos; los Judíos de la región y sometidos al califato musulmán, sufrieron múltiples masacres. Una historia terrible, pero llena de enseñanzas de valentía, es la de Sol Hachuel. Sol era una joven Judía de Marruecos que vivió entre 1817 y 1834, quién a sus 17 años de edad, llamó la atención del calif de la zona por su belleza, obligándola a casarse con el y convertirse al Islam o morir por desobediencia. El Pachá (consejero) del califato arresta a Sol por su desobediencia y la somete a torturas terribles, ofreciendo la libertad si cambiaba de parecer. El rabino de la zona incluso le suplicó por días a Sol que aceptara, con el fin de terminar con este sufrimiento, a lo que la joven Judía responde al calif y a toda su corte “Pacientemente soportaré el peso de las cadenas; daré mis extremidades para que sean destrozadas por los animales salvajes; renunciaré para siempre a la luz del sol; pereceré de hambre, y cuando todos los males de la vida se acumulen en mí por tus órdenes, sonreiré ante tu indignación y la ira de tu Profeta; ya que ni él ni tú habrán podido vencer a una mujer débil!”. Ese mismo día Sol fue decapitada en Fez, frente a todo el pueblo Judío. Su tumba todavía mantiene sus tremendas palabras. 

Más adelante, en 1922 y durante todo el proceso de independencia de Israel, los Judíos sufririan pogromos tan terribles como los de Odesa. El más famoso de ellos siendo el Farhud de Bagdad, Iraq, donde turbas de musulmanes masacraron a cientos de Judíos, quemaron sus casas y tiendas, entre otros terribles ataques. Este grupo fue principalmente motivado por Haj Amin Al-Husseini, el mufti de Jerusalén, un rabioso Nazi que buscó durante toda su vida la perpetración de una gran masacre que extermine a los Judíos del mundo. 

Para concluir, renuevo mi intención de no generar animosidad contra los musulmanes, sino visibilizar un conflicto muy difícil de atender si no se analizan sus raíces plantadas en años de masacres, odio y distanciamiento de dos pueblos que si no fuera por lo antes señalado, gozarían de una gigantesca amistad. Es importante superar cánones religiosos para abandonar viejas ideas de odio entre ambos pueblos que no llevarán a ningún lugar. Quiero finalizar con las tremendas palabras de Mark Twain “El Judío ha visto a todos los imperio nacer y perecer, sin exhibir decadencia alguna, ni achaques de edad, ni debilitamiento o agote de sus energías”.