El liderazgo femenino ya no es una excepción, es una realidad. En el mundo empresarial, cada vez son más las mujeres jóvenes que rompen barreras y ocupan cargos de alta dirección, liderando con visión, innovación y determinación.
Ellas están marcando el ritmo de las empresas con liderazgo, visión estratégica y una gran capacidad de gestión. Desde la toma de decisiones clave hasta el manejo del estrés en entornos de alto desempeño, su día a día es un constante equilibrio entre la planificación, la innovación y la vida personal.
Con motivo del mes de la mujer, conversamos con Maia Hojman, Yael Luft y Natalia Pardo, destacadas mujeres de nuestra Comunidad, quienes nos cuentan cómo gestionan sus equipos, optimizan su tiempo y encuentran maneras efectivas de balancear su vida profesional y familiar.
Porque liderar no solo se trata de llegar alto, sino de hacerlo con inteligencia, innovación y, por qué no, un poco de diversión en el camino.
Por Daphne Dionizis
Maia Hojman: Liderando con impacto y empatía
Maia es uruguaya de tan solo 39 años, y ya dirige la Gerencia General del Banco Falabella Chile. Casada y madre de tres hijos (7, 5 y 2), es amante del pádel, tenis, hacer asados y estar con amigos.
Como primera mujer al frente de una entidad de banca privada en Chile, ¿cuál fue el mayor obstáculo que enfrentaste al asumir este rol?
El hecho de ser mujer nunca fue un tema. Históricamente siempre me rodeé de hombres a nivel de estudios; mi grupo de estudio en el colegio era con hombres, mi carrera la hice con dos amigos, y en la tnua siempre dirigí con hombres. Tengo hermanos, primos, siempre viví muy integrada desde muy chica, entonces el tema de género nunca fue un tema.
En mi rol actual, quizás la edad me implicó un desafío mayor porque asumí la Gerencia General con menos de 40 años, en un contexto de gerente generales en la banca en Chile más mayores y con más experiencia. Y bueno, a veces llego a una sala de reuniones con muchos gerentes hombres arriba de 50 o 60, y ahí se siente. Pero yo nunca sentí el tema de ser mujer como un desafío y además, el hecho de haber estado casi toda mi carrera durante 11 años en Falabella, como que también uno va agarrando su lugar, entonces cuando me nombraron como que el espacio y el respeto de alguna manera, lo tenía muy ganado, entonces como que fue muy natural.
¿Cuál es tu filosofía de liderazgo y cómo crees que impacta en la cultura organizacional?
Creo que el estilo es clave para avanzar en una carrera profesional y sobre todo para tomar posiciones de liderazgo. En mi caso, mi estilo es muy muy cercano. Soy una persona muy horizontal, que se conecta con toda la gente de la organización de manera igual, y todos lo sienten y valoran mucho. Tengo una política de puertas abiertas para cualquiera que quiera una reunión o conversar. En general en las reuniones trato de ser una más, no tener ese rol así tan jerárquico, sino que integrarme a las discusiones poder conversar y generar el problem solving con los colaboradores y ha funcionado muy bien.
Soy una persona muy orientada a los resultados, pragmática y muy práctica con mucho sentido común y muy muy preocupada por el cliente. En todas las discusiones que tenemos siempre pongo la voz del cliente primero, además me gusta mucho visitar las sucursales y estar en permanente contacto con nuestros clientes. Llevo mucho la voz del cliente a la organización, para que la gente cuando piense o intente resolver problemas, lo haga con el cliente presente de alguna manera. Soy muy cercana, muy amigable y tengo muy buena forma a la hora de pedir las cosas. Por ejemplo, hace años atrás cuando no existía el concepto de openspace, yo tenía una oficina y la desarmé. Solo puse una mesa como sala de reuniones, nunca tuve escritorio, porque me es muy importante integrarme mucho con la gente que trabajo.
¿Qué te motiva cada mañana a seguir desafiándote en este mundo de alta competencia?
A mi siempre me gustó mucho el tema del desarrollo de personas. En la universidad fui docente, siempre me encantó enseñar ¡disfruto mucho!, y previo a eso, estuve muy involucrada en la tnuá Maccabi, e hice Shnat Hajshará como programa de liderazgo. En Maccabi fui tres años madrijá, fui Rosh Shijvá, Rosh Jinuj, o sea que dirigí toda la parte educativa de la tnuá y siempre muy comprometida. También a nivel de grupo de amigas siempre tuve un liderazgo informal bien marcado y presente.
Me encanta sobre todo trabajar mucho con los chicos que recién salen de la universidad e ingresan a sus primeros años de carrera, ya que son súper importantes para formarse. Trabajo mucho la formación, el desarrollo, entrego mucho feedback, herramientas y eso me encanta. Tengo mucha gente que ha trabajado conmigo y que hoy en día tiene puestos bien importantes, que me llenan de orgullo.
Me motiva mucho marcar la vida de la gente con la que trabajo y poder ayudar en todo lo que se pueda a que se desarrollen y crezcan.
Por otro lado, me gusta mucho estar dentro de la industria bancaria, porque creo que tenemos una deuda con la sociedad, de poder ayudar a que la gente aprenda a manejar las finanzas. Hay mucho desconocimiento a nivel país, y uno los ve en el día a día, cuando la gente toma malas decisiones, después les genera mucho sufrimiento.
Entonces poder ayudar a la gente a ahorrar, a tener eventualmente un endeudamiento saludable y hacer frente a sus obligaciones, es algo que a mi me importa mucho. Cada vez que voy a las sucursales a atender, les dedico mucho tiempo a explicarles muy bien todos los productos, para que la gente entienda cómo usarlos, y sobre todo trabajar, y fomentar mucho la cultura de ahorro que es muy importante.
¿Cómo equilibras tu vida personal con la alta exigencia de tu rol?
Yo tengo un muy buen balance de vida personal y trabajo. Siempre ha sido una prioridad para mí. En general la gente tiende a trabajar y el espacio que sobra lo dedica a la familia, yo tengo una ecuación distinta. Yo tengo los espacios ya planificados en donde digo que después de las 18:00 hrs estoy con mis hijos, a la mañana los llevo al colegio; cada vez que tienen cualquier evento en el colegio queda en la agenda y ese tiempo se bloquea. Toda la parte familiar está muy marcada y agendada, y todo el remanente es para el trabajo.
Para mí es muy importante estar presente en la familia y además viviendo en el extranjero, ya que tengo toda la familia en Uruguay, por lo tanto, criar hijos en Chile fuera de la familia, no es fácil. Y si yo estoy todo el día trabajando y no tengo una presencia para con ellos, es un costo muy alto, entonces para mí siempre ha sido una prioridad.
Soy muy eficiente trabajando o sea dejo los chicos en el colegio temprano a las 07:30 hrs y me voy a la oficina. Las primeras horas en donde no ha llegado la gente son muy buenas, porque te permiten avanzar mucho más rápido y después día normal y entre 17:30-18:00 hrs me estoy yendo, y de hecho lo hago muy visible para servir de ejemplo para otros hombres y mujeres que se quedan en la oficina muchas horas. Creo que es súper importante saber administrar los tiempos, saber poner frenos y respetarse, que es algo que a la gente le cuesta mucho y en mi caso siempre ha sido algo muy marcado y es un sello muy importante de mi estilo.
¿Cómo ha influido tu identidad judía en tu desarrollo profesional y en tu estilo de liderazgo?
La identidad judía no ha influido tanto en mi desarrollo profesional, pero sí, sin duda, la tnuá ha sido la mejor escuela. En Uruguay las tnuot son muy fuertes y uno desde muy chico, desde los 14 años aprende mismo dirigiendo en las baadot. Me tocó dirigir en baadot y de alguna manera, es como dirigir un área dentro de una empresa. Hace poco dí una charla a los chicos del Instituto Hebreo, y les decía que
Yo me levanto cada mañana a trabajar como si estuviera yendo a la tnuá, solo que 20 años después.
Tiene un poco que ver con manejar personas, tiene un poco que ver con manejar un propósito, trabajar en equipo, movilizar gente y lo veo muy parecido a mí todo lo que fue mi etapa en la tnuá, más mi formación de liderazgo en Israel, me ayudó muchísimo para el desarrollo de mi carrera.
Como mujer judía en un alto cargo, ¿sientes que tienes una doble responsabilidad: abrir camino para más mujeres y representar a la comunidad judía en el mundo corporativo?
Como mujer sí siento que tengo la responsabilidad de abrir el camino a más mujeres, eso sin duda. Para mí es súper importante manejar un equipo de alta dirección equitativo, trabajo mucho para eso y faltan muchas mujeres a nivel de top management y tengo un rol muy activo en el desarrollo de la mujer.
En Falabella estuve en Mujeres Conectadas, fui parte de la directiva que tiene que ver con visibilizar el talento femenino y potenciar el desarrollo de carrera a las mujeres. Trato de meterme en todas las cosas que implican mentorear o ayudar a que mujeres lleguen a más puestos de liderazgo y que además también más mujeres aprendan a tener roles de alta responsabilidad, pudiendo manejar un equilibrio entre tu vida personal y familiar. Lo veo mucho más asociado al tema de la mujer, quizás no tanto al tema del judaísmo. Soy bastante practicante pero lo vivo a nivel más personal. De hecho, me ha tocado trabajar con muy pocas personas de la comunidad en Chile, pero feliz de poder apoyar y ayudar, y obviamente siento que todos los que estamos en posiciones de liderazgo tenemos la responsabilidad de ayudar y abrir caminos para otros.
¿Qué consejo le darías a una mujer que aspira a llegar a una posición como la tuya?
Primero creo que es muy importante estudiar, formarse, creo que todo lo que uno haga al inicio de su carrera, sobre todo cuando además no tiene hijos y tiene el tiempo para hacerlo, es bien importante. Yo uso una frase que es “Hazte fama y échate a dormir”, que es una frase uruguaya que significa que la impresión que uno causa al principio es la que te acompaña después. Los primeros años de la carrera son muy importantes; yo al inicio trabajaba miles de horas, era muy responsable con los detalles, con todos los trabajos que me tocaba hacer. Siempre le ponía mucha fuerza y muchas ganas para tratar de alcanzar la máxima perfección, siempre fui muy responsable y tomé más roles del que tenía asignado. Lideré muchos proyectos por fuera y siempre fue muy proactiva.
Mi consejo sería dedicarle mucho a la parte técnica, estudiar, formarse y después a nivel laboral, ser un jugador como yo digo, de toda la cancha: poder hacer de todo y no cerrarse en “no, esto no es mi trabajo”, sino que ser proactiva, tener liderazgo para llevar adelante las cosas y sobre todo, ser muy genuina y exponer los temas y tener las conversaciones que hay que tener. Es súper importante alzar la voz, poder tener opinión y poder sustentarla, creo que eso es bien importante.
Si pudieras darle un consejo a tu “yo” de hace 20 años, ¿cuál sería?
Quizás sería disfrutar un poco más. Yo hice el MBA muy temprano, con 25 años, y ahí me embarqué en la carrera profesional y le metí mucha fuerza y dejé poco espacio quizás, para viajar y disfrutar. Siempre fui de darle muy fuerte al roadmap de estudio y trabajo, y hoy que tengo familia, es un poco más difícil encontrar tiempos para salir a explorar. Entonces creo que me hubiera dicho eso, explorar un poco más y que a veces retrasar un poquito, no es tan grave.
Yael Luft: “Me motiva desafiarme constantemente y aprender algo nuevo cada día”
Así lo asegura Yael, quien con 40 años es CMO y Gerente Comercial, de Marketing y Comunicaciones en Mentalidad Web, una agencia de marketing digital con más de 15 años en el mercado. En su tiempo libre disfruta de la vida en familia, estar con su hija Victoria (4), hacer deporte al aire libre, viajar y compartir con sus amigos.
“Me apasiona el mundo del marketing, comercial y comunicaciones, y aportar al despliegue de la estrategia empresarial. En mis 14 años he cumplido roles de liderazgo en diversos sectores, lo que sin duda ha enriquecido la experiencia y, por ende, el aporte que uno puede hacer. Disfruto mucho trabajar con equipos diversos y multiculturales. Eso enriquece.”, explica.
Yael ¿qué te inspiró a dedicarte al marketing y cómo llegaste a ser una de las líderes en el sector?
Siempre me ha encantado la combinación entre creatividad, análisis y estrategia que tiene el marketing y el cómo puede ayudar al área comercial en obtener mejores resultados. Desde que comencé mi carrera en el lado comercial, me empecé a dar cuenta que estos dos conocimientos podían generar impacto en una empresa y en la percepción de los consumidores. He tenido la oportunidad de liderar estrategias de marca, posicionamiento y desarrollo de productos para distintas empresas. Ser parte de asociaciones como AMDD y REDMAD me ha permitido seguir aprendiendo, conectando con otros líderes y creciendo profesionalmente.
¿Cuáles fueron los mayores retos que enfrentaste en un campo tan competitivo?
El marketing digital cambia a un ritmo vertiginoso, por lo que estar siempre actualizada ha sido un desafío constante. Adaptarse a las nuevas tendencias y entender qué necesita el mercado y específicamente las personas, es clave. Además, como mujer en un entorno competitivo, tuve que aprender a confiar en mis habilidades y a demostrar resultados concretos para consolidarme en posiciones de liderazgo. Dirigir equipos de alto desempeño y manejar presupuestos comerciales de hasta 7 millones de USD han sido experiencias desafiantes, pero también muy enriquecedoras.
¿Qué impacto tuvo tu formación o entorno familiar en tu visión profesional y liderazgo?
Desde pequeña, mi familia y mi educación en el Instituto Hebreo me inculcaron valores fundamentales como la perseverancia, la disciplina y la resiliencia. Además, el hecho de haber estado en Tzeirei, me entrego valores como el compañerismo, compromiso y el cómo guiar a diversos grupos. Estos principios han sido esenciales en mi carrera y me han permitido liderar equipos con una visión ética y centrada en las personas.
¿Qué significa para ti ser una mujer judía en un cargo de alta dirección, y cómo manejas ese balance en tu vida profesional?
Es un orgullo y una gran responsabilidad. Me encanta poder representar a mi comunidad y demostrar que las mujeres podemos llegar lejos en el mundo corporativo. No voy a mentir, encontrar el balance entre el trabajo y la vida personal no es fácil, pero la organización y tener claras mis prioridades me han permitido manejar ambos mundos con energía y pasión.
¿Qué habilidades o decisiones clave crees que marcaron la diferencia en tu ascenso profesional?
Ser líder implica tomar decisiones difíciles, ser flexible y saber adaptarse a los cambios. La orientación a resultados, la resolución de problemas y la capacidad de innovar han sido clave en mi carrera. Además, rodearme de personas talentosas, seguir aprendiendo y ser parte de asociaciones como AMDD (donde soy directora y Vicepresidenta del directorio) me han ayudado a crecer profesionalmente y aportar al sector.
Eres socia en REDMAD ¿Qué consejo le darías a otras mujeres que buscan superar barreras culturales y profesionales para llegar a altos cargos ejecutivos?
Les diría que crean en ellas mismas, que no duden en levantar la mano y hacer preguntas.
Rodearse de una red de apoyo y aprender de otras mujeres en posiciones de liderazgo hace toda la diferencia.
La perseverancia y la preparación son clave. No tengan miedo de tomar riesgos y de desafiar el statu quo.
¿Qué cambios esperas ver en las estructuras corporativas para apoyar mejor a las mujeres?
Quiero ver empresas más flexibles, que realmente impulsen la equidad de género. Políticas de trabajo híbrido, mentorías para mujeres líderes y más representación femenina en directorios son fundamentales. Desde AMDD y REDMAD, trabajamos activamente en este cambio, y espero que cada vez más organizaciones se sumen a esta transformación.
Natalia Pardo: “No es necesario elegir entre ser mamá y ser exitosa laboralmente”
Con 36 años, Natalia lidera la Gerencia de Comunicaciones Corporativas Cono Sur en PepsiCo. Periodista de la Universidad de los Andes con Diplomado en Comunicaciones Estratégicas de la misma casa de estudios, optó por esa especialización pensando en una carrera más compatible con la maternidad. “La primera vez que prioricé a mis hijas por sobre mi carrera, fue unos diez años antes de que ellas nacieran”, explica.
“Estoy felizmente casada con Ezequiel Freidzon desde hace 10 años y soy madre de tres maravillosas niñas: Maia (7), Sara (5) y Hanna (3), quienes son mi motor día a día y mi inspiración para demostrar que es posible ser una mujer profesional y mamá 24/7”, asegura.
¿Qué habilidades o aprendizajes crees que fueron esenciales para llegar a este puesto?
He tenido una carrera que he disfrutado mucho y eso ha sido clave. Me he levantado todos los días contenta y he enfrentado cada desafío con alegría, goce y pasión.
Durante mis primeros años profesionales, enfoqué mi energía en abordar mis oportunidades de mejora y corregir mis defectos, lo que no está mal. Pero una vez que lo logré, me dediqué a sacar el brillo a mis fortalezas, a aquellas características que me distinguen y me hacen única.
¿Te encontraste con barreras como mujer en el mundo corporativo? Si es así, ¿cómo las superaste?
Tuve una enorme barrera en mi “etapa fértil”. Mis tres hijas nacieron mientras yo estaba en Nestlé, y eso quiere decir que, si bien estuve ahí ocho años, estuve entrando y saliendo muy seguido por mis pre y postnatales. Fue muy difícil para mí crecer profesionalmente en esa empresa. Sí, me retribuyeron en flexibilidad y dándome facilidades, pero laboralmente no tuve espacio para crecer. No fue sino hasta que salí de ahí, que logré disparar mi carrera profesional.
Siento que esa etapa es muy difícil porque se ponen estereotipos sobre nosotras. El empleador no debe asumir que una “necesita estar más tranquila”. Yo quería comerme el mundo y no pude saciar mi hambre en la empresa que me vio crecer. Por eso, siempre voy a estar agradecida de Henkel, donde me contrataron con tres hijas, la menor de sólo seis meses y me dieron un cargo de alto liderazgo. El impacto de eso, lo sigo atesorando hoy, en PepsiCo, ya que sigo teniendo la flexibilidad que necesito en este momento tan importante para mi familia, y al mismo tiempo puedo ejercer mi rol profesional de alta dirección.
Eres esposa y mamá de tres hijas. ¿Cómo manejas el balance entre tu vida profesional y personal?
He tenido a mi lado a mi fan número 1. Nadie ha apoyado mi carrera más que mi marido. Eso ha sido muy importante, porque no basta con sólo decir que se siente orgulloso de mí, me ha acompañado y apoyado. A nuestras tres hijas las hemos criado juntos, muchas veces haciendo malabares porque él trabaja tanto como yo. Cuando asumí mi primera gerencia, yo aún estaba en periodo de lactancia materna y me tocó viajar a conocer mi equipo en Argentina. Mi marido se tomó vacaciones en su trabajo, se compró un pasaje y se fue conmigo y nuestra hija menor. “Tú anda y trabaja. Yo te aviso si tiene hambre”. No veo mejor forma de describir la corresponsabilidad que esa anécdota.
Mis niñas, por su parte, son mi inspiración. Creo que una suele repetir patrones que vio de niña. Yo por mi lado, tengo una mamá que trabajaba mucho, y hace 30 años el balance laboral-personal no era ni tema. Crecí viendo una mamá empoderada, líder, profesional y muy presente en la casa también.
Yo espero que cuando mis hijas crezcan, se inspiren en mí tanto como yo me inspiro en ellas hoy. Que sepan que pueden alcanzar lo que se propongan. Que no es necesario elegir entre ser mamá y ser exitosa laboralmente.
En mi caso, he tenido claras mis prioridades siempre y sé cuáles son mis no negociables. No importa de dónde me llamen o cuánto me ofrezcan, yo jamás voy a ceder la flexibilidad de ir a buscar a mis hijas al colegio y no tener tantos viajes. Cuando me llamaron de PepsiCo lo dije en la primera entrevista y fue algo que negocié desde un inicio. “Ésta soy yo y éstas son mis condiciones”.
Participaste del programa de formación BOW (Board of Woman), eres mentora en WoomUp y socia en REDMAD, Red de Mujeres en Alta Dirección. ¿Qué valores consideras fundamentales para marcar una diferencia como mujer líder?
Cuando asumí mi primera gerencia tenía 32 años y empecé a hacer networking con pares, pero todas eran bastante mayores. Fue ahí cuando me di cuenta de lo aislado que era mi caso. Empecé a investigar sobre el tema y supe que hay un altísimo porcentaje de mujeres que se ven obligadas a desertar de sus carreras profesionales porque la red de apoyo externalizada (ayuda doméstica y/o salas cunas) suelen ser más caras que sus propios sueldos, por lo que su continuidad laboral no es rentable.
Me propuse compartir mi caso y que sería referente para mujeres jóvenes en vías de desarrollo profesional, y para eso entré a estas tres organizaciones. Primero, en Mujeres Empresarias, hice el curso de formación BOW para estar lista para asumir cargos de directorio en el futuro. Me formé como mentora en Woom Up para inspirar a otras mujeres en situaciones como las que viví yo, y me asocié en REDMAD para poder aprender de mujeres más senior y experimentadas.
Las mujeres rara vez nos damos el tiempo de hacer networking. Somos culposas y las que trabajamos vivimos casa-trabajo-trabajo-casa. Mientras la mayoría de los hombres sí encuentran espacios sociales en golf, almuerzos, happy hours, pádel, etc. Para mí, pertenecer a estas redes ha sido un regalo. He logrado conectar con mujeres inspiradoras y poderosas. Me ha hecho sentir acompañada y gracias a ellas he aprendido a obligarme a hacerme los espacios de un café, un almuerzo, una mentoría, charlas, etc.
¿Qué rol juega tu identidad judía en tus decisiones y liderazgo?
Durante mucho tiempo, cuando me preguntaban por mi trayectoria profesional, decía “he tenido suerte”. Ahora, con el pasar de los años y con más madurez, aprendí a reconocerme a mí misma por lo logrado. He entendido que solo ha sido posible gracias a mi esfuerzo y a la presencia divina que tiene Hashem en mi vida. Siento que me ha cuidado los pasos y cada una de mis decisiones.
En los casi 15 años que llevo trabajando, he llevado con orgullo mi Maguen David en el cuello y orgullosa de mi identidad judía, siento que me ha abierto puertas ser quién soy.
¿Qué impacto crees que tienen las mujeres líderes en inspirar a futuras generaciones?
Tener mujeres en los equipos de alta dirección no debe ser una obligación, para cualquier empresa u organización es un valor agregado. Vemos la vida con un prisma distinto que el de los hombres, que no es ni mejor ni peor, pero sí diferente. Somos capaces de abordar problemáticas con otras perspectivas.
Las mujeres que lideramos, lideramos desde lo femenino. No necesitamos masculinizarnos para tomar poder o posicionamiento. Es precisamente ahí, donde está nuestro principal aporte, tanto en la casa como en el trabajo.