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Dolor comunitario… el golpe al Bicur es un golpe a todos.

Sin duda, si eres parte de la comunidad judía, es probable que estés familiarizado con la importancia del Bicur Jolim. Esta sinagoga, arraigada en el corazón de Santiago Centro, representa un símbolo de nuestra presencia y legado judío en Chile. Lamentablemente, hace poco fue objeto de un vandalismo atroz que incluyó grafitis antisemitas y la profanación de su fachada y entrada principal.

Como miembro de la comunidad judía en Chile, la defensa y protección del Bicur Jolim, así como de cualquier espacio significativo para nuestra comunidad, adquiere una trascendencia que va más allá de las posturas respecto al conflicto en Medio Oriente. Cuidar estos lugares no solo es un gesto de solidaridad, respeto y empatía hacia nuestra comunidad, que forma parte esencial de la riqueza cultural chilena, sino que también representa el respeto hacia valores humenaos fundamentales como la convivencia, la tolerancia y la lucha ante la discriminación y el odio en nuestra sociedad.

En primer lugar, los ataques vandálicos y antisemitas contra el Bicur Jolim, o cualquier otro espacio vital para nuestra comunidad en Chile, son inaceptables en cualquier circunstancia. Estos actos no representan simples opiniones sobre un conflicto geopolítico, sino agresiones directas hacia nosotros como individuos y como parte activa de la sociedad chilena. La violencia y el odio dirigidos hacia cualquier grupo étnico o religioso contradicen los principios de una sociedad inclusiva y respetuosa.

Es desolador observar la falta de acción y el silencio ante la violencia y el odio que, lamentablemente, hemos experimentado. 

El silencio, tanto de la sociedad como del Gobierno, frente a estos ataques solo sirve para legitimar la violencia y perpetuar la confusión entre el conflicto en Medio Oriente y la vida judía en Chile.

Proteger estos espacios, que son parte de nuestra identidad compartida, y condenar firmemente estos actos vandálicos no implica tomar partido en un conflicto distante, sino que se trata de mantener la cohesión social y el respeto por nuestra diversidad cultural, la cual enriquece profundamente a Chile. La preservación de estos lugares no solo significa la defensa de un legado histórico y cultural, sino que también es un símbolo de resistencia contra toda forma de intolerancia.

Es crucial comprender que la identidad judía en Chile no se limita al conflicto en Medio Oriente. La comunidad judía ha contribuido significativamente al desarrollo del país en diversos ámbitos. Atacar nuestros lugares de culto y expresión es un golpe directo a la diversidad y a la convivencia pacífica que tanto valoramos como país.

Todos tenemos la responsabilidad de alzar la voz contra la discriminación y la violencia, abogando por el respeto y la protección de nuestra rica diversidad cultural.

El ataque sufrido por el Bicur Jolim debería resonar profundamente en cada uno de nosotros como miembros de la comunidad judía. Este acto va más allá de afectar solo a nuestra comunidad; es un golpe contra nuestra identidad colectiva. Ver una institución que representa nuestra historia y contribución siendo violentada de esta manera debería generar un dolor compartido en todos los chilenos comprometidos con la convivencia pacífica, la tolerancia y el respeto a la diversidad que caracteriza al Chile de hoy. 

El Bicur Jolim, como parte esencial de nuestro tejido social y cultural, simboliza la riqueza de nuestras diferencias y la unidad en la diversidad, y su vandalización debería despertar en todos nosotros un sentido de responsabilidad y solidaridad para preservar y proteger nuestra identidad común como país.

Un poco de la historia de la primera sinagoga judía en Chile:

El Bicur Jolim, desde su fundación en 1917 con tan solo 30 socios que pagaban una cuota social de 1 peso, ha representado uno de los puntos neurálgicos de la vida judía en Chile. En sus inicios, acogió a los judíos que huían de la segunda guerra mundial, convirtiéndose en uno de los centros más importantes de la comunidad judía en el país. A pesar de que su ubicación no siguió la movilidad de los judíos hacia el sector oriente de Santiago, la sinagoga persiste como un refugio para muchos judíos chilenos.

Situada en el centro de Santiago, El Bicur Jolim es un recordatorio vivo de la historia de la comunidad judía en Chile. Construida sobre un terreno con historias familiares de la mayoría de los judíos que habitan en Santiago, es un espacio cargado de significado. Desde las sillas marcadas con nombres de legado familiar hasta el subterráneo que alguna vez sirvió como hogar para familias recién llegadas a Chile, cada rincón del Bicur Jolim respira la esencia y la tradición judía. Aún hoy, algunas de esas habitaciones son utilizadas para personas que no cuentan con un techo.

Desde los años 60, funciona en el Bicur un banco con caja de alimentos, roja y enseres para judíos del sector poniente de Santiago. Esto no es sino otra demostración de la solidaridad y empatía que creemos debe ser uno de los valores fundamentales en nuestra sociedad… A través de los años, esta sinagoga ha sido un refugio, un espacio de continuidad y un símbolo de la resistencia cultural judía en Chile, reafirmando su compromiso con la preservación de su identidad.