Nuestra misión como Comunidad judía de Chile es velar porque podamos practicar nuestro judaísmo sin miedo ni discriminación, para así poder ser un aporte a nuestra sociedad y promover la paz y la armonía en Chile. Es por ello que a diario trabajamos incansablemente y hemos estado en pie de lucha desde el fatídico 7 de octubre, cuando Israel fue brutalmente atacado por Hamás. A seis meses de la masacre, quisimos reafirmar nuestro compromiso reuniéndonos nuevamente en un acto comunitario masivo para vivir juntos el dolor, recordar a las víctimas y pedir por la pronta liberación de los secuestrados.
Hoy, a más de medio año de lo ocurrido, seguimos con la convicción de que, a pesar de los obstáculos, nuestro trabajo contribuirá a construir un Chile más justo y pacífico para todos y que nuestro compromiso y apoyo sigue intacto e inquebrantable, demostrando que la distancia no limita nuestra conexión y dedicación por la tierra de Israel y sus ciudadanos. Como muchos dijimos en ese entonces.
El 7 de octubre sangraron todos los corazones judíos del mundo y reiteramos que, en realidad, somos una gran familia repartida por el mundo.
Esto quedó demostrado en el acto que realizamos el 9 de octubre en el Estadio Israelita donde más de 3000 personas nos unimos y expresamos nuestro dolor y repudio ante tan cobarde acto de violencia. Realizamos concentraciones en conmemoración del “Día de la Mujer”, donde alzamos nuestras voces cuando oímos el silencio ensordecedor de los grupos feministas ante las violaciones y torturas cometidas por Hamás, lamentando que el “me too” y “ni una menos” no nos incluyera.
Hemos llevado a cabo reuniones con parlamentarios; representantes del gobierno, organizaciones de la sociedad civil, rectores de universidades, miembros de otros credos religiosos, embajadores y medios de comunicación entre otros, buscando apoyo y acciones concretas para garantizar la seguridad de los judíos en Chile y para que se unan a la exigencia de la liberación de los secuestrados.
Facilitamos que delegaciones de políticos y periodistas pudiesen viajar a Israel y ser testigos de primera mano de la realidad que vive el país y conocieran de cerca las consecuencias devastadoras de los ataques desde lo político, lo social y lo humano. Sus testimonios y reportajes han contribuido a difundir la verdad sobre la situación, desmintiendo las falsas narrativas que intentan tergiversar los hechos. Su presencia y cobertura han sido fundamentales para dar voz a las víctimas y para mantener viva la memoria de aquel trágico 7 de octubre.
Hemos tocado todas las puertas, desde ministros hasta la Cruz Roja, desplegando campañas en la vía pública, apoyados por tremendos grupos como el de las “Madres Chilenas” y de personas que se organizaron para levantar la voz por los secuestrados, pegando carteles en las calles y realizando otras instalaciones en la ciudad. Hemos organizando manifestaciones pacíficas en busca de sensibilizar a la opinión pública y a las autoridades.
Además, tuvimos las visitas de Pilar Rahola y Gabriel Ben Tasgal, quienes no solo expresaron su apoyo y compromiso con la causa, sino que además, como referentes en temas de Medio Oriente pudieron aclarar dudas sobre el tema, a nuestra comunidad y a diversos líderes de opinión.
El enorme apoyo de instituciones judías hacia Chile en el extranjero, ante incidentes antisemitas en nuestro país, ha sido igualmente significativo.
Desde distintas partes del mundo, han mostrado preocupación con lo que sucede en nuestro país. Nos han llegado decenas de cartas. Este respaldo internacional ha fortalecido los lazos con comunidades judías en todo el continente, demostrando que, en momentos de dificultad, la solidaridad y el apoyo mutuo son más fuertes que nunca. No podemos dejar pasar esta instancia para agradecer a cada una de las instituciones de nuestra comunidad que han sido un ejemplo en medio de la adversidad.
Nuestro compromiso de mantener viva nuestra identidad judía nunca ha sido más fuerte.
Nos levantamos juntos, recordando siempre nuestra misión: ser una comunidad vibrante, llena de vida y diversidad, orgullosa de nuestras raíces y comprometida con un futuro lleno de esperanza y paz. Juntos, seguiremos adelante, fortaleciendo el legado de aquellos que ya no están con nosotros, pero que viven en nuestros corazones y acciones.