En este mes de diciembre que acerca los días festivos de Jánuca, cuando encendemos las velas de nuestra janukia y compartimos la historia milenaria de valentía y resistencia, también reflexionamos sobre la luz que cada uno de nosotros puede traer al mundo. Jánuca no solo nos recuerda la importancia de preservar nuestra identidad y tradiciones, sino también la relevancia de la Tzedaká y el compromiso comunitario.
En medio de esta celebración, es oportuno recordar que proyectos como Reshet encuentran su fortaleza en el apoyo desinteresado de individuos con un enorme corazón. Detrás de esta iniciativa inspiradora de Tikun Olam se encuentran personas comprometidas que entienden el verdadero significado de la Tzedaká: no solo como una simple donación económica, sino como un acto de justicia y solidaridad.
La Tzedaká, que deriva de la raíz hebrea que significa “justicia” o “rectitud”, va más allá de la filantropía.
Es una expresión de nuestra responsabilidad compartida para ayudar a quienes más lo necesitan, para construir una sociedad más equitativa y compasiva. Instituciones como Reshet no solo dependen del aporte financiero, sino también del tiempo y el conocimiento que generosamente ofrecen aquellos que desean ser agentes activos del cambio.
En Jánuca, encendemos una vela cada noche, agregando luz progresivamente. Este acto simboliza cómo cada pequeña acción que tomamos puede marcar una diferencia significativa.
Del mismo modo, cada contribución, ya sea monetaria, de tiempo o de habilidades, a proyectos como Reshet, agrega una nueva chispa de esperanza y transformación positiva en el mundo.
El mensaje central de Jánuca, la lucha contra la opresión y la preservación de la fe, resuena en la labor de la Tzedaká y el trabajo comunitario. Así como los macabeos lucharon por la libertad y la justicia, cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser un agente de cambio en la sociedad.
Es esencial recordar que el espíritu de Jánuca va más allá de la mera observancia ritual; se trata de la acción significativa y la conexión profunda con nuestros valores más arraigados.
Al colaborar con instituciones comprometidas con el bienestar comunitario, estamos fortaleciendo los pilares de la solidaridad y la empatía, fundamentales para la construcción de un mundo más justo y compasivo.
En este tiempo de celebración y reflexión, recordemos que cada acto de generosidad y cada esfuerzo por mejorar la vida de los demás son un reflejo brillante de la esencia de Jánuca: la esperanza, la resistencia y la luz que podemos llevar a aquellos que más lo necesitan.
Que esta Jánuca nos inspire a encender la llama de la Tzedaká y el compromiso comunitario, recordándonos siempre que juntos, con corazones comprometidos y manos solidarias, podemos continuar iluminando el mundo con bondad y compasión.
#TodosSomosReshet
#EfectoTzedaká
¡Jánuca Sameaj!
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