Con más de 223.000 visitas y 10.400 horas de reproducción en 2024, los canales de YouTube Un Café con R y Un Café con Kavaná se han consolidado con éxito como espacios de conversación y motivación. Con audiencia internacional, estos programas han inspirado a miles, permitiendo conocer historias de emprendimiento, judaísmo y culturas únicas al mundo.
Por: Ronit Bortnick
“Soy mentor, emprendedor y viajero”, así se define a sí mismo Roberto Busel, la mente detrás de los exitosos canales de YouTube Un Café con R y Un Café con Kavaná.
Desde países como México hasta otros tan exóticos como Myanmar, Roberto ha tenido la posibilidad de escuchar historias y experiencias increíbles sobre judaísmo y emprendimiento.
En esta entrevista, Roberto nos comparte su visión detrás de ambos proyectos que, a través de historias únicas de emprendimiento, cultura y judaísmo, buscan inspirar personas alrededor de todo el mundo. Con un enfoque en la modernidad y la esperanza, estos espacios destacan cómo las tradiciones pueden dialogar con el presente para fortalecer el aprendizaje judío.
¿Cómo surgieron Un Café con R y Un Café con Kavaná? ¿En qué consisten cada uno?
El Café con R, hoy patrocinado por Fundación Kalanit, surgió en la pandemia porque estábamos aburridos. Yo soy superbueno para conversar, entonces, me decían: ‘Escribe un libro de todas las cosas que has hecho en tu vida’. Yo les decía: ‘No, no, no’. De repente, hay alguien que tira una talla y dice: ‘¿Por qué no hací algo, un café?’. Y así salió, de esa reunión de amigos.
La idea era, entonces, tener un programa de una media hora para poder ponerse a conversar de, básicamente, emprendimiento, de las cosas nuevas que estaba haciendo la gente en ese momento en Chile.
El Café con Kavaná nació en 2024, un poco del éxito de Un Café con R. Y dije: ‘¿Y cómo? ¿Qué hacemos con nuestro judaísmo? ¿Qué hacemos con Israel?’ Y se me ocurrió hacer Un Café con Kavaná, hoy en día patrocinado por el Museo Judío Alemán, que es para poder compartir todas las vivencias de las comunidades mundiales.
Yo diría que el año pasado fue muy exitoso. Hemos tenido podcasts o programas con 35.000 visitas en ambos canales.
¿Dónde radica el éxito? Lo internacionalizamos, salimos de Chile y empezamos a buscar gente, tanto en R como en Kavaná, de diferentes lugares del mundo.
En Un Café con Kavaná he estado con mucha gente de la India, ya que es un superaliado de Israel. También, hemos hecho capítulos de turismo judaico en Túnez, España, Portugal, Chile y Argentina, y hablamos de muchos temas de cultura contemporánea judía.
¿Qué significado tiene el término kavaná dentro del contexto de estas charlas?
La buena intención. El hacer las cosas sin pedir nada a cambio. Eso es parte de mi filantropía.
¿Qué te impulsa a crear estos espacios de diálogo?
Yo creo que hay que darle las gracias a la vida y tienes que devolverle la mano, y una de las maneras de hacerlo es realizar algo con buenas intenciones y sin pedir nada a cambio. Entonces, el poder generar estos espacios donde se producen encuentros con diferentes personas, lograr transmitirlo a tanta gente, y crear comunidades es algo muy significativo para nosotros. Y, a lo último que queremos llegar, es a construir, en ambos lados, una gran comunidad que pueda conversar libremente.
En Kavaná deseamos tener una especie de Netflix de temas judíos.
¿Cómo ha influido tu experiencia personal y profesional en la forma que diseñas estas iniciativas?
Yo diría que es todo entretenido, no tiene nada que ver con el lado profesional. (…) Donde tengo facilidad es justamente en poder conversar y comunicarme con la gente.
Lo único que me da satisfacción y me voy con el corazón llenito es cuando te envían un mensaje después de llegar a las 10.000 vistas; yo me siento pagado.
¿Cómo crees que estos espacios contribuyen a la identidad y al aprendizaje judío, tanto en Chile como a nivel internacional?
¿Te imaginabas que los mochileros israelíes van a la India o que hay toda una cultura judaica en Túnez? Yo, por más que he estudiado harto, nunca me lo hubiera imaginado y queda clarísimo dónde nacen las diferentes religiones. Así hay un montón de cosas que aparecen y que no las conocemos porque no tenemos la posibilidad, no nos hemos dado la oportunidad, y este espacio está entregando, en forma fácil, rápida y entretenida, contenido para que la gente conozca algo más del judaísmo.
¿Cuáles han sido las respuestas que has recibido de la comunidad y del público en general?
El lugar donde más nos ven es México; en segundo lugar, Argentina, y Chile está en la quinta posición. En Kavaná, solo un 1 o 2% de las visualizaciones son locales y, cuando nos vamos al Café con R, nuestro país ni siquiera aparece.
¿Han pensado qué podrían hacer para a nivel local para aumentar las visualizaciones?
Yo creo que es un tema cultural chileno. Los chilenos, en general, tienen esa cultura de creerse cuentos que realmente no existen (…) todo se tiende a minimizar y a negacionar (sic). Lo que pasa es que, usualmente, la gente no quiere culturizarse, entonces tú le colocas la cultura en cualquier formato, libro, programa, y la gente solamente lee títulos.
Eso me hizo cambiar el enfoque porque, cuando hacía los programas solo para Chile, no conseguía mucho. En cambio, cuando lo abres al mundo, empiezas a darte cuenta de que ahí está la cosa. Meterse en el mercado chileno es complejo (…) acá la gente debería empezar a explorar alternativas diferentes de cómo buscar la información, de cómo atenderla.
¿Cómo seleccionas los temas y a los invitados para cada una de estas iniciativas?
Los temas no los pongo yo, los invitados son los que lo hacen. Cuando los contacto, siempre les pregunto qué les apasiona porque no es una entrevista, es una conversación.
Usamos una herramienta con Inteligencia Artificial que nos da perfiles de acuerdo con ciertos criterios y así encontramos personas con historias que valen la pena contar. Por ejemplo, mandé un mensaje a 12.000 destinatarios, respondieron 1.200 y, de esos, bajas a 120, hasta que encuentras los que te gustan. Para afuera es donde hago estas campañas y te contacta gente que después te dice: ‘Llámate a esta persona’. (…) Así empecé a hacer unas redes de contactos que son espectaculares.
Lo primero que hago es identificar al personaje. Conversamos 15, 20 minutos de los temas que le gustan o de lo que quiere transmitir. Después de eso, tengo que estudiar al tipo para entablar un diálogo. Luego, le digo cómo quiero encauzar la conversación y me lo aprueba o me hace un comentario. Ahí ya tenemos una temática y así es como salen los programas. Hay hartas horas de investigación y de tratar de entender lo que el otro desea expresar y, lo más importante, es dejarlo contento.
Cuando uno ve a Chile, ‘el país del emprendimiento’, empieza a notar que estamos a años luz si comparamos con lo que está pasando en Singapur, Malasia o Tailandia. Me estoy dando cuenta de que nos encontramos en un mundo en el que el capital va donde le conviene más y así es como se van girando estas redes y cada vez se pone más entretenido.
¿Qué desafíos presenta la organización de estos espacios con enfoques aparentemente tan distintos?
Hay que colocarle mucha pega para ubicar a la gente, tiene que haber un filtro de la Inteligencia Artificial y ese es el humano, yo lo tengo que hacer.
Además, debemos especificar qué tipo de invitados necesitamos: expertos en distintas materias, emprendedores, etcétera, relacionados con el tema de cada canal.
¿Qué aprendizajes personales te han dejado ambos proyectos?
La posibilidad de generar redes de amigos en esto es preciosa. Lo otro es la recepción y los comentarios que te entregan tanto los entrevistados como muchas personas que escuchan y que quedan agradecidas por lo que uno está haciendo.
¿Cómo visualizas Un Café con Kavaná en el fortalecimiento de la identidad judía en los próximos años?
Siempre les pido que hablemos de la esperanza, de que cada día puede ser mejor, y también lo pido en Un Café con R. Creo que la vida hay que mirarla con esperanza; en todo momento te van a colocar desafíos en las cosas, nunca van a salir fáciles.
¿Qué proyectos o ideas tienes para el desarrollo de Un Café con R y Un Café con Kavaná en 2025?
Queremos agregar 36.000 nuevos suscriptores en cada canal y llegar a 1.440.000 visualizaciones de videos, para ambos canales. A medida que crecemos, tanto en vistas y en reproducciones, el algoritmo de YouTube irá generando más oportunidades y se sumarán más usuarios.
Tenemos como meta realizar 72 programas en combinado para Un Café con Kavaná y 36 invitados para Un Café con R en 2025.
Lo que tenemos que tratar de lograr en Kavaná es presentar al judío contemporáneo. Yo creo que las religiones deben ir con la modernidad. Es mostrar esta identidad, desde los que son muy laxos hasta los ultraortodoxos, siempre y cuando puedas respetar. Lo que el Café con Kavaná trata de enseñar es este judaísmo moderno que está de acuerdo con los tiempos de hoy.
Si pudieras dejar un mensaje a las personas que siguen tus espacios o buscan inspiración en ellos, ¿cuál sería?
Creo que tienes que abrir tu mente, no leer solo los titulares, pienso que debes profundizar la información.
Además, uno debe ser capaz de mirar un poco más allá de tu metro cuadrado y aceptar a la gente que es diferente. Nosotros hemos viajado a países musulmanes duros a observar y aceptamos porque queremos conocer y estar ahí, y creo que eso nos ha permitido expandir la visión.
Una sugerencia: abre tu mente, sé capaz de conversar con todo el mundo y no vayas predispuesto.