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La juventud chilena siembra esperanza en Israel

Tras el 7-10 se han formado diversos programas de voluntariado para poder ayudar a reconstruir Israel. Nuestra juventud no se quedó atrás, y varios jóvenes fueron partícipes, convirtiéndose en agentes de cambio, liderando con su ejemplo de solidaridad y amor por Am Israel. 

En esta edición conversamos con tres jóvenes que dedicaron parte de su verano, por ir a ayudar y aportar con su granito a nuestra familia israelí. Su motivación y compromiso nos inspira, demostrando que la juventud tiene el poder de transformar dolorosas tragedias, en huellas de unión, amor y esperanza.

“Me siento orgullosa de pertenecer a un pueblo tan valiente y unido”

Así lo asegura Sharon Kirshbaum, 27 años, Kinesióloga egresada de la Universidad del Desarrollo, quien realizó por primera vez un viaje de voluntariado junto a otros países de habla hispana.

¿Qué te motivó a participar en un programa de voluntariado?

Desde el 7 de octubre mi identidad como judía se fortaleció, tengo familia y amigos que viven en Israel que fueron afectados por la guerra y sentía mucha pena no poder hacer algo en concreto por ayudar. La ayuda económica es una cosa, pero necesitaba ayudar de otra forma; sabía que se estaba necesitando de ayuda más práctica, mano de obra básicamente, y cuando se me dio la oportunidad de poder viajar a Israel, no dudé en inscribirme a un voluntariado y poder vivir la experiencia de sentir que estoy realmente haciendo algo y poniendo mi granito de arena.

¿Cómo fue la reacción de tu familia y amigos tras contarles tu decisión?

Al principio estaban asustados y preocupados, pensando que iba a viajar a un país en guerra, pero una vez que les expliqué que era lo que quería hacer y que el programa no nos iba a poner en alguna situación de riesgo, se tranquilizaron y estaban muy orgullosos.

¿Cuál fue tu experiencia más impactante durante tu tiempo como voluntario en Israel?

Lo más impactante fue haber ido al Sur, fuimos al kibutz mefalsim, a donde fue el Festival Nova y a un moshav, pero además de lo impactante que fue escuchar bombas y ver el lugar donde ocurrieron cosas horribles, lo que más me impresionó fueron las historias de las personas que fueron atacados el 7 de octubre. Escuchar las historias contadas por ellos mismos y en los lugares donde todo pasó, fue demasiado fuerte, es muy diferente haberme informado desde mi celular y la seguridad de mi casa en Chile, que estar ahí viéndolo con mis propios ojos. 

¿De qué manera este voluntariado influenció en tu identidad judía y amor por Israel?

El voluntariado me hizo darme cuenta que todos ayudan a todos, realmente estaban todos ayudando en lo que sea y como fuera, siempre se puede hacer algo. Lo increíble era ver cómo personas de diferentes partes del mundo viajamos en tiempos difíciles para poder ayudar a Israel, se ve que toda la población israelí y la mayoría de los judíos de la diáspora, queremos ver a un Israel en paz, y es muy lindo ver la unión de todos para que eso pueda ocurrir pronto.

¿Qué mensaje o consejo le darías a otros jóvenes judíos que estén considerando participar en programas de voluntariado en Israel?

⁠Creo que es una experiencia increíble, realmente yo estoy considerando volver en unos meses a realizar otro voluntariado porque la energía que hay y la cara de agradecimiento de los israelíes, que no entendían como estábamos allá en tiempos de guerra y ayudando en voluntariados, era demasiado gratificante. Me siento orgullosa de pertenecer a un pueblo tan valiente y unido, y darme cuenta de que Israel es el hogar de todos nosotros.

¿Crees que esta experiencia de voluntariado en Israel ha cambiado tu perspectiva sobre el rol de los jóvenes judíos en la diáspora?

Sí, me puse como meta estar mucho más activa como judía en Chile, el nivel de antisemitismo en la diáspora está descontrolado. Yo le intentaba explicar a los israelíes que ellos están viviendo una guerra allá y nosotros en la diáspora, es difícil ser judío afuera y creo que no tenemos que tener más miedo, claramente tener cuidado y no sobre exponerse, pero creo que es muy importante estar unidos, ser activos, que nos escuchen y poder mostrar la verdad de lo que está pasando.

Si pudieras describir esta experiencia en 3 palabras ¿cuáles serían?

⁠Fuerza, amor, esperanza.

“Como Am Israel, no hay otro pueblo igual”

Esta es la experiencia de Mijal Schwarstein, 24 años, estudiante de 5to año de medicina en la Universidad Finis Terrae, quien no dudó ni un segundo en ir a contribuir con su granito de arena. Tanta fue su alegría de poder ayudar, que extendió su pasaje y realizó nuevamente el voluntariado para aportar en la reconstrucción de Israel. 

“Con la guerra me sentía impotente de estar acá en Chile sin poder ayudar físicamente. Yo sé que se puede y sirve mucho rezar, hacer donaciones, pero sentía que quería estar allá mismo haciendo algo más. Me decía a mí misma que si hubiese estado graduada de medicina, me hubiese ido el 8 de octubre a ayudar”, nos cuenta Mijal. 

¿En qué consistió tu voluntariado?

Este es un programa que está Taglit abrió por la guerra, en donde eran dos semanas, donde todos los días se iba a distintos voluntariados en Israel, dependiendo de las necesidades para poder ayudar. Fuimos a cocinar a una organización para gente que está en los hospitales, a familiares de sobrevivientes del holocausto y ahora con la guerra tenían muchísimos más jayalim y heridos por la guerra. 

Fuimos a aportar en el área de la agricultura también, ya que hace mucha falta porque la mayoría de los trabajadores eran árabes y toda la cosecha quedó en pausa. Básicamente los agricultores pensaron que iban a dar de pérdida completa la cosecha de este año y cualquier ayuda que llegaba era muy bien recibida. Así que fuimos a cosechar muchos días mandarinas, naranjas, paltas. Los israelíes nos recibían con los brazos abiertos, se emocionaban al no entender por qué judíos de todas partes del mundo tomaban un vuelo y se dedicaban en sus vacaciones, o se tomaban vacaciones de sus trabajos y estudios, para ir a ayudar a Israel. ¡Fue algo muy lindo! También fuimos a ayudar a un supermercado gratuito por decirlo, en donde las personas pagan 25 shekels y se llevan productos para una semana. Esto es algo que nunca había visto en otra parte, es algo muy lindo.

Una vez que finalizó el programa, decidiste alargar el pasaje y realizarlo nuevamente. ¿Qué fue lo que te llevó a tomar esta decisión? 

Cuando estaba por finalizar mi experiencia, alargué el pasaje y repetí el programa porque se me hizo muy corto, y sentía que la ayuda y el cambio que podía generar en Israel era muchísimo. El tiempo lo estaba aprovechando al máximo, estaba ayudando y, ver las caras de felicidad de las personas que recibían nuestro apoyo, era algo que quería seguir viendo y sintiendo. ¡Fui feliz! Me hubiese quedado más si hubiese podido, pero tenía que volver a la universidad. Fue una experiencia increíble y si tuviera nuevamente la posibilidad, lo haría. 

 ¿Alguna experiencia que te haya marcado emocionalmente?

La experiencia más impactante fue cuando nos llevaron al tour por Kfar Aza, por lo kibutzim del Sur y donde fue el Festival Nova. Ese día lo lloré entero, porque además el guía que nos  hizo el Tour, vivía en uno de esos y nos contaba de su experiencia propia sobre cómo tuvo que luchar ese día para que no entraran a su kibutz, que gracias a Dios no lo lograron. En Kfar Aza vimos cómo quemaron las casas, las marcas de las pistolas, cómo destruyeron un barrio completo y lo que más me llamó la atención, es que las personas que vivían ahí eran israelíes que querían y luchaban por la paz. 

De hecho el guía nos contó que había una pareja que actualmente está secuestrada, que iban a buscar a la frontera con Gaza a palestinos que necesitaban tratamiento médico, los ayudaban y los volvían a dejar en la frontera. Tal como ellos, eran israelíes que vivían en el Sur para demostrar y mantener la paz. A su vez, toda la gente que trabajaba en ese kibutz como maestros, gasfiter, jardineros, entre otros, eran gazatíes, y los terroristas de Hamás los tenían amenazados con sacar información de los kibutzim o iban a herir a sus familias.  De esta manera, a través de los años, fueron pasando información, tenían mapas completos de las casas, cuánta gente habitaba en cada una, entre otros, una situación muy terrible. 

¿Cuál es tu mayor aprendizaje de esta experiencia como voluntaria?

Mi mayor aprendizaje fue saber que nunca es tarde para ayudar y siempre la ayuda es bienvenida. Con un poco de esfuerzo, uno puede cambiarle la vida a alguien, con tan solo tomarse unas horas al día en dedicar el tiempo a ayudar. 

¿Reforzó este voluntariado tu identidad judía?

Me demostró nuevamente cómo es el pueblo judío y que no hay otro pueblo igual. Que somos realmente una familia, y todos nos preocupamos por nuestro prójimo, y así ninguno se va a quedar atrás. Todos nos ayudamos mutuamente para salir adelante y poder ganar esta guerra. 

¿Hay alguna historia de alguna persona o familia que conociste durante tu voluntariado que te haya impactado especialmente?

Cuando estábamos cosechando las paltas, conocí al papá de la Shlijá del Instituto Hebreo, un hombre que desde que comenzó la guerra se dedica cada día a ayudar en algún voluntariado. Está jubilado y en vez de descansar, porque trabajó toda la vida, dedica su tiempo a ayudar al prójimo y dar su granito de arena. Cuando íbamos a cocinar, veíamos a alumnos que al terminar el colegio, en vez de irse a sus casas u otras actividades, se dedicaban a ser voluntarios ¡Es algo que es único y solo ocurre en Israel!

“Realmente, Israel, es el lugar donde quieres estar”

Gabriel Huber, 36 años, es periodista, ex reportero de TVN y actualmente se desempeña en el área de comunicaciones de Esval, empresa sanitaria de Valparaíso. 

Apasionado por las motos, el deporte y la música, fue ex alumno del colegio Hebreo de Viña del Mar, asistió siempre a Maccabi Viña y participa activamente hasta la actualidad en la Comunidad Israelita de Viña del Mar.

Gabriel realizó Alia en 2022, y luego de vivir todo ese año, tuvo que regresar a Chile por motivos laborales. Durante este verano realizó su primer programa de voluntariado en Israel, el cual asegura fue una experiencia muy linda. 

¿Qué te motivó a participar en un programa de voluntariado?

Poder aportar con un granito de arena con todo lo que está ocurriendo, con familias que están sufriendo. Me motivó poder conectarme físicamente con Israel, estar cerca del que considero al igual que Chile, mi país, estar con mis amigos que viven en allá, que son como hermanos, y ayudar de alguna manera a levantar a Israel.

¿Qué fue lo que más te inspiró en el voluntariado? 

Me gustó mucho estar con mi hermana, hacer este lindo viaje con ella, juntos madrugar, recorrer, llevarla a lugares que yo conocí anteriormente. Como soy periodista, me gusta estar grabando, fotografiando, entrevistar y contar historias en modo audiovisual. Hice unos reportajes de zonas que estuvimos, por ejemplo, los kibutzim atacados, el lugar de la fiesta nova, todo eso lo dejé registrado audiovisualmente y luego construí reportajes que tuvieron mucha repercusión en diversos medios y redes sociales.

¿De qué manera crees que tu voluntariado ha contribuido al proceso de reconstrucción y sanación después de la guerra en Israel?

En el interés de estar ahí, un lugar que cualquier persona cuestionaría de ir justo en ese momento. Valoro el haberme dado el espacio, el pedir vacaciones en mi trabajo, invertir tiempo, dinero y pese a toda la adversidad, haber estado en una zona hostil, donde se puede sentir a ratos el peligro, pero que realmente es el lugar donde quieres estar y te das cuenta que todos los que están en Israel, están en esa misma línea, de vivir, apoyar y salir adelante.

 Ver la realidad que se vivió y se está viviendo hoy en Israel debe ser muy duro. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste como voluntario y cómo los superaste?

Ver a la gente triste, estar en las zonas atacadas, ver a mis amigos preocupados, por sus hijos pequeños, otro que estuvo en la guerra, eso fue lo más duro.

¿Cómo te sentiste al presenciar de cerca las consecuencias de la guerra en las familias israelíes y en todo Am Israel?.

Es complejo, duro, difícil. Pero vi que tienen mucha resiliencia, coraje, fuerza y siempre están dispuestos a levantarse, una y otra vez.