KEREN HAYESOD
Misión Solidaria
Líderes de Keren Hayesod viajaron a Israel en una misión de solidaridad
Jaco Leopold y Karen Pupkin, presidentes de Campaña y División Femenina de Keren Hayesod Chile, viajaron a Israel en una misión de solidaridad que duró cinco días, donde recorrieron, vivieron y sintieron cada lugar, cada rincón y cada historia de las ocurridas ese fatídico 7 de octubre. En videos y fotografías lograron transmitirnos cómo y qué se siente estar en Medinat Israel durante la guerra.
Pudieron ver de cerca las enormes necesidades que hay en Israel en estos tiempos de guerra y el apoyo que Keren Hayesod brinda en estos momentos de emergencia: desde reconstrucción de refugios, el apoyo entregado a cada una de las víctimas del terrorismo a través de subvenciones directas, los centros de resiliencia para el apoyo psico-emocional de los miles de jóvenes que viven con traumas, los campamentos de evacuados y el trabajo voluntario en los hoteles donde residen para que los chicos que se encuentran allí tengan algún tipo de rutina, hasta los Olim y Residentes de Amigour asistidos en las zonas de alto y mediano riesgo en el sur y norte de Israel, la ayuda directa a hospitales y a los consejos regionales y ciudades colindantes con la Franja de Gaza, entre otras ayudas.
Karen Pupkin, nos comparte en primera persona lo vivido en Israel durante su misión de solidaridad en Medinat Israel.
99% paraíso, 1% infierno.
Se siente todo diferente al llegar a Israel. Aterrizar en un aeropuerto vacío, y caminar entre fotos de los más de 137 secuestrados que aún están en Gaza, duele profundamente.
99% paraíso, 1% infierno, así era descrito – antes del 7 de octubre por los habitantes del sur de Israel-, lo que era vivir ahí. Tenían una muy buena calidad de vida en sus kibutzim y en las pequeñas ciudades como Ofakim y Sderot, pero nunca podían olvidar esa pequeña proporción de infierno, al tener que convivir desde hace más de 20 años con misiles lanzados desde Gaza en forma intermitente, poniendo en riesgo a toda la población civil.
Creemos, muchas veces que, a través de las redes sociales, vemos y sabemos todo lo que pasa. Pero solo se puede tratar de dimensionar la masacre del 7 de octubre en el sur de Israel, visitando Kfar Aza, Netiv Hahasara y Sderot; entre otros múltiples lugares afectados, y también compartiendo testimonios con víctimas de lo ocurrido; con familiares de secuestrados, con desplazados de sus casas y con las desesperadas autoridades de las zonas aledañas a Gaza.
Una misión latinoamericana de Keren Hayesod, nos dio la oportunidad de ser testigos en terreno de lo ocurrido, para poder transmitirlo a nuestras comunidades.
Hay un ambiente pesado en el aire; mucho dolor acumulado, cientos de soldados caídos, más de 130 secuestrados aún en Gaza, demasiada incertidumbre sobre el futuro. Se perdió esa sensación de seguridad que tenían los israelíes, pese a vivir rodeados de enemigos.
Todos dicen que hay un antes y un después del 7 de octubre. La pesadez del aire solo se diluye un poco con la gran solidaridad que se observa en todas partes, cada uno buscando la forma de ayudar, preparando comida para los soldados, dándole viviendas a los evacuados, donando a instituciones de beneficencia, etc.
Hoy el lema de la guerra es “Juntos Venceremos”, “Yajad Nenatzeaj” buscando generar unión para tener fuerza para vencer, y también para intentar olvidar las tremendas divisiones que tenía la sociedad israeli, que se plasmaban en las distintas protestas meses antes del 7 de octubre.
Una de nuestras primeras visitas a terreno, fue al Kibutz Netiv Ha’asara (donde mataron a 21 personas), tan cerca de Gaza que las bombas se sentían encima nuestro, la guerra estaba a solo unos pasos.
Los testimonios que nos contaron sobre la masacre y los secuestros nos dejaban sin aliento, pasmados, sin saber qué decir. El Kibutz estaba completamente evacuado. El refugio donado por Keren Hayesod después de la guerra del 2014, pese a los misiles y a los bombazos no tiene a quien acoger.
Yael Shamir, residente de Netiv Ha’asara, – actualmente evacuada en un hotel en Tel Aviv- nos dio su testimonio. Nos cuenta que desde las 6.30 de la mañana hasta las 17:30 del sábado fatídico, estuvo con su hijo en el refugio; caían misiles sin parar, no había luz, ni teléfono. Se salvó dos veces ese día; primero un vecino mató a un terrorista en su jardín, justo antes de que lograra entrar, y la segunda vez de un misil que cayó encima de su casa cuando ya había salido. Nos relata lo difícil que es abandonar su casa de un día para otro con lo puesto, y partir a vivir a la pieza de un hotel, sin trabajo, sin fecha de regreso, con un futuro completamente incierto. Le agradece a Keren Hayesod por el importante apoyo que les brinda en estos momentos y que espera días más felices en que pueda regresar a su hogar.
Al volver al hotel, las fotos de los 21 asesinados nos recibían en la recepción, junto a los vecinos del Kibutz que intentan buscar la manera de continuar con sus vidas, interrumpidas por el peor pogrom que hemos vivido desde la Shoá.
Luego de las palabras de Karen, que dejan de manifiesto lo que se vive hoy en Israel, no queda más que seguir uniendo nuestras fuerzas para la reconstrucción, que después de tragedias como ésta no se limita solo a lo físico, sino que también implica la reconstrucción emocional y social de las personas afectadas. Ser una comunidad sólida, es crucial para ayudar a las personas a recuperarse y volver a llevar una vida plena.
El fortalecimiento del vínculo entre la diáspora y los afectados, no solo brinda un apoyo adicional, sino que también crea un sentido de pertenencia y solidaridad.
La colaboración y la conexión entre personas pueden tener un impacto duradero en la capacidad de recuperación y en la construcción de un futuro más positivo. Necesitamos aún de la colaboración de todos, la guerra no ha terminado y las necesidades son urgentes, debemos seguir más unidos que nunca.
Am Israel Jai