Por: Paulina Herrera del Río
Residente
Son las 7 de la mañana y se abre la puerta de mi habitación; es “V” que trae mis remedios, y así es como comienza mi día en Beit Israel.
Con mi hija descubrimos este lugar, casi inmediatamente nos decidimos por esta residencia que no es simplemente un hogar para personas de la tercera edad. No fue una decisión fácil, dejar mi departamento donde vivía sola, pero mi hija -que vive en Italia- estaba preocupada por mi soledad. Decidimos entonces buscar algo que no fuera simplemente un hogar para personas de la tercera edad.
Beit Israel nos encantó desde el primer momento
Su jardín maravilloso y el ambiente que existía entre las personas residentes nos pareció muy agradable, había mucha actividad, todas las salitas se veían ocupadas.
Hoy, por ejemplo, vamos a estudiar la actualidad de la nueva constitución, cosa que si no hubiera estado aquí, jamás se me hubiera ocurrido estudiar. Por otro lado, en el taller de cocina vamos a hacer unos ricos dulces de nuez que consumiremos a la hora del té. A las 5 de la tarde de los jueves llega un joven psicólogo con el que tenemos una muy entretenida sesión sobre psicología positiva. Estos son tan sólo algunos de los talleres que se realizan en la semana.
Como en toda actividad que reúne a muchas personas, aquí se forman grupos con distintos intereses y/o posiciones.
Rápidamente me integré a un grupo de mujeres muy inteligentes y simpáticas.
El momento después del té, se disfruta mucho jugando cartas. Es un momento especialmente grato; recordamos anécdotas de nuestra niñez o juventud, y el juego se convierte en una verdadera terapia, ayuda a nuestra memoria y al mismo tiempo compartimos también alegrías y pesares. Nunca lo planificamos, pero el juego de cartas se convirtió en una rutina diaria. La campeona es una de las mujeres más simpáticas, además de una inteligencia superior, está siempre alegre y nos hace reír con sus anécdotas. Es la única que al parecer, no tiene ningún problema, posee una mente lúcida a los 96 años.
Dos veces por semana, tengo una hora de gimnasia con una profesora encantadora … pero muy exigente. Debo reconocer que termino agotada pero me ha hecho muy bien, ahora camino con mayor seguridad.
Aún no termino con este relato de todo lo que nos ofrece este lugar. De vez en cuando se nos ofrece la posibilidad de hacer algo fuera de la residencia. Para mi lo mejor fue una visita al Parque las Rosas. Este hermoso parque está muy cerca, pero igual disfrutamos de subir en un bus muy moderno. Las rosas, como casi todo lo que es hermoso en este país, no se aprecia como es debido. El parque estaba completamente solo, y así pudimos disfrutar de una hermosa caminata, después de la cual nos esperaban algunas bebidas, helados y música.
Esto no pretende ser una propaganda a esta institución, simplemente es un relato de un día cualquiera y de mi experiencia de vivir en una comunidad.
Comparto con ustedes uno de los tantos poemas que escribo en mis ratos libres.
La roca
Oscura solterona
siempre de gris
impenetrable en tu misterio
¡cuánto fuego oculto en tus entrañas!
¿no sientes nunca la nostalgia del hijo?
¿una flor, una yerba,
algo que de sentido a tu existencia?
cruel y remota,
te refugias en tu ausencia
los siglos pasan a tu lado
sin que te des ni cuenta
mudo testigo de la fragilidad humana.
Paulina